El sufrimiento por la pérdida de las personas fallecidas no logra hacer reaccionar a la sociedad mendocina en materia de percances viales fatales, situación que continua siendo una problemática muy grave y sin solución.
Las tasas (siniestralidad, mortalidad y morbilidad vial) presentan aumentos significativos y constantes en el país y básicamente en Mendoza. Lejos de retornar a los valores más bajos de 2013, estamo cerca de retroceder a los más altos de 2010, cuando inició la Década Mundial de la Seguridad Vial.
En nuestro territorio setiembre cerró con 38 caídos en rutas y calles y al entrar en el décimo mes del año la fatídica nómina supera los 150 fallecimientos.
Muy preocupante lo que ocurre en este renglón de morir en la calle por un choque o un vuelco. Hay campañas viales, se intentan mejorar las vías de rodamiento y los autos más modernos son más seguros, pero la noticia luctuosa se repite constantemente.
"El tema de la siniestralidad vial es abarcativo y complejo, e ingresa transversalmente a todos los ámbitos en que se desenvuelven las personas, con mayor significación a la convivencia", sostiene el director de Seguridad Vial, comisario ® Oscar Hómola.
Ése aspecto que señala este jefe del área, con amplia experiencia en la materia, es el punto de quiebre porque las normas de convivencia en el desplazamiento de vehículos no son acatadas. Si todos entendiéramos que ocupar un espacio en la vía pública implica poseer el derecho constitucional de libre tránsito, pero restringido y acatando a rajatabla las normas viales, las cosas tendrían que mejorar.
Hasta la semana pasada se había sufrido la pérdida de 153 personas, cuyo deceso se produjo en el mismo lugar del suceso. La mayoría de los casos reflejan una violencia inusitada, que se define como violencia=alta velocidad, ecuación que cada vez es mayor. El choque a mayor velocidad implica aumentar las posibilidades de deceso y de lesiones invalidantes.
La primer premisa seria entonces trabajar desde el Estado en incrementar los controles de velocidad y desde el usuario (éste es el primer control -el personal-) tomar verdadera conciencia de cumplir con todas las prerrogativas que la norma establece.
Factores influyentes son variables pero todos dependen siempre de la persona que conduce. Por ejemplo, si la calzada no está en condiciones o llueve o influye algún otro factor meteorológico, el conductor debería regular el manejo a estas circunstancias. Es así que remarcamos el factor personal como excluyente protagonista.
Se debe entonces apuntar a la concientización de los conductores, o mejor dicho a trabajar con los usuarios de la vía pública, sean peatones, ciclistas o conductor de un automóvil, camioneta, camión o una moto.
Como dato sensible: en lo que va del año, 32 conductores de motos, cinco ciclistas y 17 peatones perdieron su vida. Desglosar la estadística sólo nos sirve para visualizar en números las consecuencias de la imprudencia.
La desatención es un factor moderno que llegó principalmente por el uso de los celulares en el manejo cotidiano, y por eso existen proyectos -por demás discutibles- para multar a peatones que caminen utilizando el teléfono móvil. Pero, si aparecen estas ideas y otras, como la aplicación de sensores solares de velocidad para prevenir incidentes de tránsito, es porque el problema existe y no se detiene.
La integralidad del problema pasa por mejorar la educación, tomar la situación en serio desde el Estado y cambiar los malos paradigmas que se han instalado en nuestra sociedad, donde la prisa, el apuro por llegar a un destino nos hace cometer errores fatales.
Renovar y actualizar la legislación es otro de los puntos y es por eso que se ha propuesto desde el Ejecutivo provincial una nueva Ley de Seguridad Vial, que organice y ordene el universo normativo en la materia. Se ordena dentro de estas normativas que todos los municipios dispongan de cuerpos municipales de tránsito, sumándose a los actuales con que cuenta el Ministerio de Seguridad, y de esa forma brindar mayor agilidad en el proceso sancionatorio y la inclusión de la inhabilitación para aquellos que sean reincidentes. Se destaca contemplar a todos los usuarios de la vía pública como objetos de la misma legislación, incluyendo ciclistas y peatones.
Por otra parte el Estado debe acelerar el arreglo y redefinición de las calzadas de circulación, de manera, por ejemplo, que un tramo de casi 25 kilómetros del Acceso Sur no cuente sólo con un solo cruce peatonal.