Los sí y los no: qué es la “crianza respetuosa”

Los especialistas ilustran sobre una forma de abordaje de la crianza que busca la construcción de vínculos sanos.

Los sí y los no: qué es la “crianza respetuosa”
Los sí y los no: qué es la “crianza respetuosa”

Hace varios años comenzó a circular en Argentina, al igual que en muchos países,  un discurso social con gran adherencia por parte de familias con niños y profesionales que se denomina "crianza respetuosa". Pero ¿qué es la crianza respetuosa?; ¿respetuosa de qué?, ¿de quiénes?, ¿es lo mismo hablar crianza respetuosa que crianza con apego?

"La crianza respetuosa no es una técnica ni una disciplina, no existe un manual de instrucciones ni una materia en la universidad", responde Ivana Raschkovan, psicóloga, docente e investigadora y autora de "Infancias Respetadas: Crianza y vínculos tempranos" (Aique, 2019).

Raschkovan afirma que la crianza respetuosa "es un discurso social que como tal ha cobrado gran envergadura en los últimos tiempos". En sintonía con esa realidad, "un gran número de profesionales de la salud y de la educación acompañan intentando construir criterios y consensuar de qué se trata este fenómeno contemporáneo", sostiene.

Los NO

Según la especialista, ejercer una crianza respetuosa no significa cumplir con mandatos como si fueran casilleros a rellenar con una tilde. Y precisa que criar con respeto no es sinónimo de: 

- Colechar: En términos de respeto por las necesidades del pequeño y de favorecer el desarrollo de un apego seguro, no se trata tanto acerca de dónde duerme el niño o la niña sino de responder a sus llamados. Hay familias que prefieren colechar para descansar mejor. Pero una mamá o un papá pueden ser muy responsivos atendiendo el llanto de su bebé que duerme en la cuna o en la otra habitación.

Amamantar más allá de los dos años: la mayoría de los organismos internacionales coinciden en sugerir mantener la lactancia materna exclusiva durante seis meses, la introducción de alimentos apropiados y seguros para la edad a partir de entonces y el mantenimiento de la lactancia materna hasta los dos años o más. Ese "o más" es una decisión de cada díada, por lo que la lactancia puede continuar el tiempo que madre e hijo o hija deseen. Es importante aclarar que si bien la lactancia materna es el mejor alimento físico y psíquico para la mayoría de los bebés, una mamá y un papá pueden ser muy respetuosos de sus hijos y construir un vínculo saludable a través de una lactancia artificial.

Portear: que significa cargar a los bebés utilizando algún tipo de portabebé. La necesidad de contacto casi constante durante los primeros tiempos de vida nos ha llevado a encontrar modos de cargar a nuestras crías. El contacto brinda al bebé una gran sensación de seguridad y tranquilidad. Ser porteado lo ayuda a dormir mejor y a reducir el estrés, lo que se traduce también en una reducción visible del llanto. Pero una mamá y/o un papá pueden ser muy respetuosos de su bebé llevándolo en un cochecito y tomándolo en brazos cada vez que lo necesite.

Practicar BLW (Baby Led Weaning): Significa ofrecer los alimentos al bebé de manera tal que él pueda desempeñar un rol activo en el proceso de alimentarse desde los inicios. Consiste en dejar la comida que puede comer a su alcance; tarde o temprano el pequeño tomará con sus manos la comida y se la llevará a su boca. Lo interesante de esta forma de iniciar la alimentación desde nuestro punto de vista, es que el adulto acompaña la introducción de los alimentos sólidos como un proceso autónomo del niño. El niño o la niña ejercita desde el momento cero llevarse los alimentos a la boca, utiliza la coordinación y la motricidad fina, decide qué alimento le apetece más y disfruta de la experiencia de comer como un acto placentero donde él mismo es el protagonista. Pero una mamá o un papá pueden ser muy respetuosos ofreciendo alimentos en papillas y permitiendo que el niño o la niña explore la comida aunque se encuentre pisada o procesada.

Falta de límites: No se trata de hacer lo que el niño o la niña quiere. La transmisión de pautas de comportamiento es necesaria, inevitable y a la vez, un acto de amor. Los límites se construyen en el encuentro del niño con la persona encargada de transmitir los comportamientos socialmente aceptados en esa cultura. Y para ello se necesita de tiempo real compartido, tiempo de juego y de diálogo.

Parentalidad invertida: La figura de apego (habitualmente la mamá y/o el papá durante la infancia) cumple una función doble: es una base segura desde la cual el niño puede alejarse para explorar el mundo y a la vez, un refugio al cual volver ante situaciones adversas. Para el desarrollo emocional saludable, es fundamental que estas figuras sean personas que persistan en el tiempo, que sean confiables, que sean sensibles a sus necesidades y ofrezcan contacto, protección y consuelo en los momentos

difíciles.

Los SI

El respeto en la crianza se refiere a una posición ética por parte de los integrantes de la familia, que apuesta a ser recíproca con todos los miembros que constituyen esa relación. Esto no significa una inversión de roles, ni mucho menos un libertinaje o permisividad anárquica en la cual los niños y las niñas reinen el mundo. Para un desarrollo emocional saludable, los bebés, los niños y las niñas necesitan del sostén de adultos competentes, que asuman a su cargo la responsabilidad de brindarles cuidado, alimento, afecto, acompañamiento y para ello, los límites son necesarios e inevitables.

Desde esta concepción no se cuestionan ni se invierten los roles, sino que se mantienen las funciones de sostén y cuidado de las figuras parentales respecto de la prematurez y el estado de dependencia con que nace el ser humano, pero se enfatiza acerca del reconocimiento del bebé, del niño y la niña como sujetos de derecho, dignos de respeto principalmente en todo lo que se refiere a su propia espontaneidad y a sus proceso madurativos.

?Aún en el estado inicial de dependencia absoluta, es posible reconocer al niño o a la niña como un otro, como alteridad en una diferencia no oposicional. Junto a las funciones de sostén y cuidado del ambiente facilitador, una no menos importante es garantizar una relación de respeto hacia la singularidad del pequeño o la pequeña, ejercida a través de prácticas cotidianas no intrusivas, lo menos intervencionistas posibles en términos de facilitar y acompañar sus procesos de maduración.

?Desde este paradigma de equidad en el trato, se plantea que en los cuidados habituales de higiene, alimentación, vestimenta, transmisión de los límites etc., los niños y las niñas tienen derecho a ser criados y educados en el mismo contexto de respeto que los adultos se expresan entre sí. Los castigos, las penitencias, los gritos y por supuesto, el maltrato físico (chirlos, tirones de orejas, etc.) son considerados formas de violencia, siempre perjudiciales.
?

Cuando hablamos de tratar y de criar con respeto a los niños y a las niñas nos referimos a los modos en que hacemos lugar a sus emociones, a sus sentimientos, a su palabra, aún cuando no siempre podamos hacer lo que nos piden. Validar las emociones y empatizar con ellos.

?"Cuando hablamos de crianza, decir crianza respetuosa, debería ser una redundancia y el respeto debería darse por sentado. Agregar el adjetivo de respetuosa no tendría que ser necesario, pero desafortunadamente para muchas madres, padres y profesionales resulta pertinente e incluso imperioso explicitarlo", concluye Raschkovan.

Tenemos algo para ofrecerte

Con tu suscripción navegás sin límites, accedés a contenidos exclusivos y mucho más. ¡También podés sumar Los Andes Pass para ahorrar en cientos de comercios!

VER PROMOS DE SUSCRIPCIÓN

COMPARTIR NOTA