La Cámara Empresaria de Comercio, Industria, Turismo y Servicios de Mendoza (Cecitys) ha presentado a la Legislatura un proyecto para regular la apertura de nuevos centros comerciales.
El argumento que se aduce es que ya hay suficientes, en relación a la población, y que dichos emprendimientos no generan riqueza comercial. Pero llamativamente aparece en declaraciones de dirigentes de la Cámara afirmaciones de que en los shopping sólo el 20% de los locales tiene un buen nivel de ventas.
Expresión de algún modo contradictoria con el argumento de que los grandes centros comerciales restan clientes al comercio del Centro. El cuestionamiento también recae en que los shoppings tendrían ventajas en materia de costos laborales sobre el comercio tradicional, y ventajas financieras que otorgan los bancos.
El dirigente de la Cecitys señala que los grandes centros comerciales alcanzan su pico de ventas los fines de semana, situación que desearían revertir a favor del Centro de la Ciudad. Se aduce, seguramente con razón, que en dicho Centro existen uno 8.000 negocios lo que implica una múltiple oferta para todos los segmentos de consumo.
Cierra con otro argumento incuestionable: al Centro debemos “hermosearlo” porque también es claro que los mendocinos optan por lugares limpios, con servicios y estéticamente agradables. Este mismo propósito que se había expresado hace ya más de dos años, es seguramente la cuestión central de la discusión.
Es una tarea conjunta de empresarios y el Municipio, de responsabilidades compartidas donde parece haber avances poco significativos.
Desde luego no creemos que las prohibiciones y restricciones sean el camino adecuado para recuperar al Centro comercial de la Ciudad ya que siempre serán los consumidores frente a la oferta que tengan por delante, quienes decidan.
Pero sin duda que hacer al Centro atractivo, tanto para comprar, pasear o recreación es un paso indispensable. Hay mucha gente a quienes no les gustan los shoppings, sea por que es un espacio artificial, porque hay exceso de ruido, también creado artificialmente, o porque suele haber exceso de gente. Así a muchas personas ese ambiente las altera, las fatiga, van esporádicamente cuando no tienen otra alternativa.
Frente a ese ambiente artificial, el Centro con los comercios abiertos a la calle ofrece lo contrario: un ambiente natural, el aire libre y, sobre todo, el cielo y la estupenda luz solar de Mendoza. Todos estos elementos son indispensables para la sociedad. En Mendoza, además, la arboleda otorga a la calle su carácter de parque, jardín o bosque.
En las ciudades modernas la recuperación del valor de la calle y los comercios de todo tipo, pasa por incrementar su belleza incorporando flores y árboles, aunque sea en macetas. En Mendoza se tiene todo pero son pocos los comerciantes que los valoran.
Para hacer del Centro un lugar atractivo los comerciantes, los empresarios y el Municipio deberían comprometerse al menos con las siguientes acciones: en materia de higiene, eliminando los desagües clandestinos y el vuelco de aguas contaminadas y residuos en las acequias. Las mesas de restaurantes y bares en las veredas son agradables, pero hay que admitir que su proliferación ha ido acompañada de un incremento mucho mayor de las ratas.
Deben (comerciantes y Municipio) comprometerse en serio con el cuidado del arbolado: mantener lo mejor posible los existentes, reponer los muchos que faltan. Los árboles no están para se le cuelguen o apoyen cosas, ni para que desaparezca tapado de cemento el poco terreno del que viven.
Desde luego es redundante hablar de la necesidad de riego: acequia abierta y agua corriendo es Mendoza. Finalmente seguridad, vigilancia, erradicar del Centro la mala vida, la fealdad, el temor; poder volver a caminar como alguna vez se pudo hacer.
