Los Sarelli: padre e hija se muestran juntos

Por primera vez una muestra reúne sus obras y produce el encuentro entre el gran maestro de la plástica mendocina y su hija.

Los Sarelli: padre e hija se muestran juntos
Los Sarelli: padre e hija se muestran juntos

Un taller de paredes altísimas y entrepiso es el que tiene Antonio Sarelli. Cuelgan las pinturas y establecen su diálogo permanente. Todas las épocas del maestro están allí y lo que no se ve también permanece al alcance, en las obras que agrupa en perfecto orden.

Lo que no guarda -lo intangible-, lo atesora en la memoria y lo que ocupa espacio infinito, lo conduce a la mirada conmovida, como cuando al hablar de su hija Rebeca se queda con el amor colmado y casi sin palabras.

Detrás de una puerta de vidrio, pegado al taller de su papá, el refugio creativo de Rebeca, el mismo lugar donde quedan algunas cenizas en la parrilla por el festejo de su cumpleaños. Desde que volvió hace un año de Pietrasanta, Italia, junto a su amigo Fernando Rosas, tomó un impulso inesperado a la hora de trabajar.

Es que ver la disciplina dispuesta en un espacio compartido y la libertad de las ideas tomar forma sin barreras, la condujo a crear con las limitaciones que en Mendoza existen, aunque con el encanto de acercarse al oficio a diario y establecer un punto de partida propio.

Ahora padre e hija se sientan a la mesa y comparten el mate y las historias, y la emoción que les genera exponer juntos por primera vez y en el espacio de arte de la Bodega SinFin, en Maipú. En el caso de Rebeca, alimentan su selección una serie reunida bajo el nombre “Huellas” y, entre ellas, obras que remiten a la presencia y a la ausencia de quienes están ahí más allá de su cuerpo, en el aura, en el espacio y en el norte.

“Es una forma de reunir fragmentos de la historia del arte en Mendoza. De rescatar aquellos que la historia olvidó pero que siguen latentes y que solamente hay que volverlos a ver. Eso me lo enseñó mi papá con la familia y con los propios maestros, a los que lo acompañaba a visitar y a los que siempre recuerda. Él es mi primer referente”, comparte ella y agrega que la muestra está dedicada al recientemente fallecido Ángel Gil. “También a Pepe Scacco”, dice Antonio.

“Las etapas se van cumpliendo y viene detrás una generación muy interesante de artistas valiosísimos”, dice el maestro de la plástica local, premiado, reconocido y con obras adquiridas en prestigiosos lugares y colecciones de museos del mundo. Las 16 piezas de Rebeca exhiben sus dimensiones en el espacio de SinFin junto a las 23 pinturas de Antonio, creadas en los últimos cuatro años y sobre todo en 2017, cuando transita su aniversario número 81. Sus mujeres y otros personajes, algunos con sobres, cartas y estampillas, devuelven un aire nostálgico y maravilloso; como las creaciones de Sarelli.

“Yo creo que hay una evocación al recuerdo de la espera. En mi caso coleccioné algunas de esas estampillas que ahora usó mi papá en sus pinturas. También está el romanticismo, la revalorización del oficio, del trabajo bien hecho. Si hay un hilo conductor es el recuerdo, el anhelo”, dice Rebeca sobre la obra de su padre, su universo amarillo, sus ventanas y sus aves. En las esculturas de ella están sus sobrinos, las barcas, los rastros, lo connotado, la metáfora y las ganas de sentir el trabajo mediante el tacto. “Me emociona ver a Rebeca reiniciar esta aventura con esta voz nueva, con esta propuesta que apunta a lo íntimo, al corazón. Al verla a ella realizada me realizo yo”, comparte Antonio.

Para ambos, las referencias de los maestros que los atravesaron resultan ineludibles: el paso como alumno y luego docente por la Academia Provincial de Bellas Artes, en el caso de Antonio, y el legado que dejaron sus “discípulos” en la Escuela del mismo nombre, marcaron una formación intensa que Rebeca define como importantísima para su formación artística, que continuaría años más tarde en la UNCuyo. “Yo creo que ese instituto marca un hito importante dentro de la plástica mendocina por su historia y por los maestros que tuvo.

Desgraciadamente se perdió esa mística. Sería un sueño que volvieran los talleres nocturnos para que tantos pibes tuvieran la oportunidad que nosotros tuvimos de encontrar un camino en el arte”, cierra Antonio y sigue con la pregunta en la cabeza: ¿qué hacer con los tres lienzos en blanco que lo esperan “ahí”?

Ficha

La muestra de Antonio y Rebeca Sarelli puede visitarse en el espacio de arte de la Bodega SinFin, Ruta Provincial 50 N° 2668, Maipú. Para más información comunicarse al 491-4409.

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