Los robots, un remedio contra la soledad de los ancianos en China

En una de las ferias más importantes del mundo de robótica realizada en Shangai se presentaron varios aparatos que servirán de compañía.

Los robots, un remedio contra la soledad de los ancianos en China
Los robots, un remedio contra la soledad de los ancianos en China

Snow mide un metro, pesa 30 kilos, es amable, entrañable y sorprendente y, pese a no tener corazón, ni sangre, ni venas, aspira a ser la fórmula contra uno de los dramas humanos por excelencia, la soledad, un problema al que se enfrentan cada vez más ancianos en China.

Fabricado por Csjbot y de género femenino pero forma de pingüino, Snow es uno de los "robots de acompañamiento" que estos días se han presentado en la feria CES de Shanghai, uno de los eventos tecnológicos más importantes de Asia.

Snow, aseguran sus creadores, es capaz de reconocer las principales emociones humanas y adaptar su comportamiento al estado de ánimo de su interlocutor.

"Puede reproducir música, contar historias, responder preguntas(...). Los ancianos que viven solos o que están en una residencia muchas veces se sienten solos porque sus hijos están trabajando, o viven lejos. Los robots pueden ser una compañía familiar, como la de un gato", cuenta Shirlin Na, directora para Europa de la compañía.

El precio de mercado de este robot, fabricado en China con tecnología japonesa, es de 12.000 dólares, y ya puede conseguirse en una veintena de países, explica Na.

Como otras regiones del mundo, China sufre un creciente envejecimiento de la población, un problema que se volverá aún más acuciante en los próximos años por los estragos que causó durante cuatro décadas la ya finalizada política del hijo único.

A finales de 2017 el número de personas de 60 años o más había alcanzado los 241 millones en China, el 17,3 % de la población, y se estima que en 2050 llegue a 487 millones, el 34,9 % de la población. 

A esto se suma otro problema adicional, el de los ancianos que tenían solo un hijo, este fallece y no tienen quien los cuide.

"Nosotros no te vendemos un aparato, te vendemos un compañero con un corazón. Nuestro robot social de acompañamiento crece y evoluciona conforme lo usas, se acostumbra a tus hábitos, no es solo un robot", cuenta Revathi, encargada de las relaciones públicas de la empresa de Singapur GT Robot, participante en la feria en Shanghai.

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