La Súperliga tan anhelada por los cortadores del pescado grande del fútbol argentino y ya a punto de caramelo para empezar su degustación en la tercera semana de agosto próximo, ofrece los encantos de toda página en blanco y a la vez deja entrever los oscuros nubarrones de una desigualdad estructural y exponencial.
El reparto del dinero derivado de los derechos de la tevé, esa suerte de productividad ligada a la performance de cada quien a lo largo de una temporada y la grilla de las tesorerías propiamente dichas tiende a un fútbol de máxima concentración de poderío en unos pocos clubes separados de una selva de mera supervivencia de chicos y medianos.
Detrás de la súper profesionalización y del tan cacareado “fair play financiero” que cimitarra en mano amenaza a los clubes deudores, detrás de la presunta transparencia que propone un borrón y cuenta nueva cuando lo que correspondía era desandar el camino y examinar en detalle los modos extorsivos del último Julio Grondona, del Grondona ligado a la escalada de corrupción de la FIFA, anida una popular metáfora de Bolivia: la misma chola con diferente pollera.
Para grietas, si de grieta hablamos, la capacidad de renovación de cada club y de cada plantel con vistas al lanzamiento de la una liga, la Argentina, que lleva impresa la rimbombante etiqueta de "Súperliga".
¿La liga es Súper para cuántos?
¿Cuántos son los que están bien posicionados para disponer de las piezas, rearmarse y planificar con un propósito más ligado a lo que se quiere que a lo que se puede?
¿Cuántos son los que en el mercado de pases encuentran lo que buscan y no terminan por resignarse a aceptar lo que encontraron?
Boca, River, Racing muestran su opulencia y en ese mismo contexto afinan el lápiz Independiente y San Lorenzo.
¿Los demás? Los demás, salvo excepciones que de momento brillan por su ausencia, salen a la calle a meter en la bolsa las ofertas de Mercado Libre, retazos, lances que en el 90 por ciento son saludos a la bandera enmascarados con el eufemismo de “apuesta” y suplentes o suplentes de suplentes de los que tienen la sartén por el mango.
Por un lado tenemos clubes con planteles homogéneos y con buenos detalles de terminación y clubes que andan como bola sin manija detrás del quinielero híbrido del kindergarden y Jurassic Park.
Rosario central quiere cambios
Rosario Central propuso, en la última reunión de la Mesa Directiva de la Súperliga, aumentar durante un año entre un 20 y 25 por ciento el dinero por derechos audiovisuales que pagarán las empresas de televisión Fox y Turner a los clubes del tercer piso de la pirámide, es decir todos menos River y Boca, que integran el primer grupo, más Racing, Independiente, San Lorenzo y Vélez.
El vicepresidente segundo del club, Ricardo Carloni, explicó que ese proyecto permitiría “salir del endeudamiento a muchos clubes”, luego que la AFA limitara el cupo de incorporaciones (hasta cuatro) para aquellas instituciones que tiene un pasivo con la casa de Viamonte 1366.
“Queremos que esta postura no salga por votación, porque siempre quedan heridos, sino por consenso, aunque si es necesario votar vamos a hacerlo”, reveló.
De momento, el reparto de dinero de la televisión seguirá con el mismo criterio existente antes de su conformación. El 50 por ciento será para Boca y River, en primer término, Independiente, Racing, San Lorenzo y Vélez, en segundo término, y la otra mitad estará distribuida entre los otros 22 participantes.
El monto que pagará Fox y Turner en el primero de los cinco años del nuevo contrato será 4.200 millones de pesos.