La Justicia confirmó que los restos óseos que fueron hallados por una mujer en la zona de Los Corralitos (Guaymallén) el 23 de enero pasado pertenecen a Claudio Tobares (22), un joven que había desaparecido el sábado 4 de enero de su casa en el barrio Grilli (en la zona de Puente de Hierro), quien había ido a un cumpleaños frente a su casa ese día y de quien no se tenían indicios desde ese momento.
Rosa, la hermana del joven también confirmó la triste noticia a Los Andes, y agregó que durante la mañana de hoy se presentó a la fiscalía, donde les confirmaron la noticia de que los restos óseos encontrados en esa finca de Corralitos eran compatibles con el ADN familiar. No hay una línea concreta ni indicios referidos a los detalles de la muerte -sospechoso, fecha exacta o motivos-. Lo que sí está confirmado es que el cuerpo estaba calcinado.
"Fue muy duro el cómo nos enteramos, y no debería haber sido así. Antes de decirnos algo a nosotros, la información se filtró en la televisión. Y los vecinos nos estaban dando el pésame antes de que siquiera nos hayamos enterado, porque no estábamos viendo tele. Cuando empecé a llamar, mucha gente no sabía todavía. Hasta que nos confirmaron", destacó Rosa, compungida.
Además, la mujer destacó el accionar y la predisposición de todo el equipo de la división de Búsqueda de Personas y de la Justicia.
Claudio Isidro Tobares vivía en la manzana "D" del barrio Grilli junto a su madre y tenía una discapacidad mental que derivaba en que actuara como un chico de 15 años (pese a tener 22). La noche del 4 de enero salió con dirección para un cumpleaños que celebraban frente a su casa. Desde esa noche, había vecinos que sostenían haberlo visto en el cumpleaños y que después se fue caminando solo.
Desde ese momento, su madre y sus hermanos -Marcelo y Rosa- iniciaron una incansable búsqueda, llegando a empapelar toda la zona con su foto. El posterior hallazgo macabro en la finca los asustó un poco, aunque mantenían la ilusión de que los restos no pertenecieran a Claudio.
Querido por todos y siempre acompañado
Claudio fue abandonado por su madre biológica prácticamente desde que nació, y Julia del Carmen Torino lo adoptó como su propio hijo y era, en la práctica y en el corazón, su madre. Por esto mismo es que Rosa y Marcelo eran sus hermanos, y lo querían y cuidaban como tal.
El joven participaba de la escuela de fútbol Windor del Sur en el barrio, y asistía tres veces por semana al comedor del lugar "Pancitas llenas y corazón contento". Según su familia y quienes lo conocían, siempre se manejaba acompañado por otras personas.