El presidente Mauricio Macri y decenas de dirigentes de la primera línea de la política argentina despidieron al fallecido expresidente Fernando de la Rúa, cuyo velorio público se realizó con honores en el salón de los Pasos Perdidos, ubicado en el centro del Palacio del Congreso y que une a las cámaras de Diputados y de Senadores.
Uno de los primeros en llegar fue el Presidente, quien acudió tras presidir el desfile militar por el Día de la Independencia, y no realizó ninguna declaración a la prensa, aunque horas antes había expresado en Twitter su pesar por la muerte de su antecesor.
"Lamento el fallecimiento del expresidente Fernando de la Rúa. Su trayectoria democrática merece el reconocimiento de todos los argentinos. Acompañamos a su familia en este momento", escribió el jefe de Estado, que fue al Congreso con su esposa, Juliana Awada.
Allí acompañaron a la familia de De la Rúa: su esposa, Inés Pertiné, y los tres hijos de ambos, Antonio, Fernando (Aíto) y Agustina. "Lo vamos a despedir como corresponde, era un patriota que dio todo por el país", dijo la viuda del exmandatario, al ingresar al Palacio del Congreso.
Quien sí formuló declaraciones a la prensa fue el canciller, Jorge Faurie, que resaltó la "responsabilidad" del expresidente para guiar al país en un momento "muy difícil" y dijo que era "una muy buena persona, un hombre correcto que trató de hacer en la medida de sus posibilidades lo mejor para el país".
Del Gabinete también estuvieron el ministro de Defensa, Oscar Aguad, para quien el fallecido exmandatario fue "un gran legislador, un muy buen jefe de Gobierno de la ciudad de Buenos Aires y un presidente honesto, comprometido con las instituciones".
"Espero que las generaciones que vienen de dirigentes comprendan la magnitud y la grandeza de De la Rúa", agregó el funcionario cordobés.
El velorio público de De la Rúa funcionó entre las 16 y las 20 de ayer, cuando el cuerpo fue trasladado a una sala velatoria privada en el barrio porteño de Belgrano, reservada para familiares y afectos más íntimos. Esta mañana a las 10 el féretro será llevado al cementerio Memorial, de la localidad bonaerense de Pilar, donde será enterrado.
Cientos de ciudadanos se acercaron ayer al Congreso para despedir a De la Rúa, de quien rescataron su trayectoria política y sus buenas intenciones, pese a que en general es recordado por la crisis económica, el corralito bancario y el anticipado y caótico final de su presidencia.
Schiaretti envió una corona
Custodiados por granaderos, los pasillos que conducen al Salón de los Pasos Perdidos del Congreso fueron cubiertos por coronas enviadas por dirigentes de distintos partidos políticos. Entre ellos, el gobernador cordobés, Juan Schiaretti; la gobernadora bonaerense, María Eugenia Vidal; y el mandatario sanluiseño, Alberto Rodríguez Saá.
Al Congreso también fueron la vicepresidenta, Gabriela Michetti; el jefe de Gabinete, Marcos Peña, quien había llegado acompañado por el ministro Aguad y el secretario general de la presidencia, Fernando de Andreis.
También dieron su pésame a la familia la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich; el ministro de Interior, Rogelio Frigerio; el procurador del Tesoro de la Nación, Bernardo Saravia Frías, y los senadores de Cambiemos Luis Naidenoff y Esteban Bullrich.
"No fue un ladrón"
Pasada las seis y media de la tarde se hizo presente el jefe del interbloque Cambiemos de Diputados, el radical Mario Negri, quien sostuvo que De la Rúa "fue un dirigente político honesto, no un ladrón, y le tocó gobernar un país en circunstancias difíciles, con un gobierno débil".
Negri aprovechó para diferenciar a De la Rúa de Cristina Kirchner, al señalar que el expresidente enfrentó sus causas judiciales, como la de los supuestos sobornos en el Senado, de la que resultó absuelto por falta de pruebas, con entereza y sin rehusarse en ningún momento.
"Fernando de la Rúa estuvo diez años yendo a tribunales, se sentó en el banquillo de los acusados, respondió a su manera y se defendió. Si se hiciera de ese ejercicio algo natural en todos los que ejercen un cargo público, en un camino sin atajos, ni fueros ni manías para no presentarse a la Justicia, se contribuiría a la democracia", planteó.
De la Rúa, de 81 años, estaba internado en un sanatorio de Buenos Aires y falleció el martes a la mañana como consecuencia de una descompensación cardíaca y renal.