Los residuos sólidos domiciliarios

Recientemente se anunció la aprobación de la declaración de impacto ambiental de un nuevo emprendimiento donde se tratarán residuos.

Los residuos sólidos domiciliarios
Los residuos sólidos domiciliarios

El nuevo emprendimiento de tratamiento de residuos sólidos urbanos se ubicará en la zona de El Borbollón y se ocupará de los generados en Godoy Cruz, Luján, Maipú, Guaymallén, Las Heras, Lavalle y Capital. Entre todos estos municipios se acumulan 1.200 toneladas diarias. El nuevo centro será una ampliación de la tradicional instalación de la zona y se localizará en un predio de 400 has, en una zona alejada, y el destino de lo producido será el relleno sanitario.

El proyecto es ambicioso porque se formará un consorcio entre los municipios participantes y se incorporarán unas 150 personas que actualmente trabajan en distintos basurales del Gran Mendoza. No obstante, este proyecto, que tiene financiamiento de la Secretaría de Ambiente de la Nación, necesita una serie de pasos adicionales que no aparecen detallados en el proyecto y que, a esta altura de las circunstancias, parecen imprescindibles.

El principal es una acción que ya se desarrolla en varias provincias y es que los vecinos deben sacar sus residuos domiciliarios preclasificados. Es decir, cada casa debería sacar dos bolsas, uno con residuos orgánicos y otra con el resto. Esto suele hacerse en otras provincias con bolsas verdes para los orgánicos y azul para el resto de los residuos. Esta definición, en principio, suena fácil, pero llevará bastante tiempo hasta incorporar el hábito cultural.

En provincias donde se ha implementado, se dio un tiempo hasta que los vecinos se acostumbraron y luego fue obligatorio y cuando se sacan residuos sin clasificar, no se retiran y si se reitera la conducta se imponen multas.

Uno de los riesgos ambientales más severos del presente que es el de los residuos sólidos urbanos por los componentes orgánicos presentes, pero también por desechos no degradables como cartón, metales, vidrio y basura tecnológica. Una primera clasificación hogareña ayudará a que las familias, además de cuidado del ambiente, entiendan la importancia de una conducta de consumo responsable.

El objetivo planteado a este Centro Ambiental es el de la clasificación de los residuos para luego, con los orgánicos, proceder al relleno sanitario, que comenzarían con una superficie de 25 hectáreas, y cuyo trabajo estaría concluido en 5 años a razón de 1.500 toneladas diarias. No se sabe cuál es la razón de la profunda depresión existente en El Borbollón, pero habría que pensar en soluciones adicionales y más modernas.

En enero de 2018 se anunció un ambicioso proyecto en el tradicional vertedero de El Borbollón donde se produciría biogas para usar como combustible para generar energía eléctrica. El proyecto El Borbollón era una iniciativa conjunta de la Municipalidad de Las Heras, la UNCuyo, la Empresa provincial de energía, EMESA, y la empresa que gerencia y opera el relleno sanitario que opera en el lugar, Tecnología en Servicios Ambientales, TYSA.

En su momento se anunciaba que la idea era convertir un pasivo ambiental, como es la basura generada en los hogares, en un activo que aporte energía al sistema. Se calculó una generación de 130 kw para llegar en una etapa más avanzada (sin especificar) a los 10 Mw. La información oficial consignaba que, en ese momento, el costo del proyecto era de 15 millones de pesos y que el 80% había sido financiado con un aporte de la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica. El 20% había sido aportado por los integrantes del consorcio y la ya estaba comprado el equipamiento. En ese momento aseguraban que la central eléctrica estaría funcionando en marzo de 2018.

Este proyecto pero debería servir de base para el nuevo emprendimiento del Centro Ambiental, ya que la reutilización de los residuos es muy importante y cuantos más usos tengan mayor sería la eficiencia, no solo desde lo económico y ambiental. La base del proyecto anterior explicaba con detalles el funcionamiento del sistema y perfectamente podría adaptarse. Destinar el residuo orgánico solo a relleno sanitario sería un desperdicio.  Las 1.500 toneladas de residuos deben contener un 35% de orgánico que podría usarse para generación eléctrica y, una vez agotado ese fin, recién usarlo para relleno sanitario. Creemos que es una alternativa que habría que estudiar,  la vez que sería importante saber cuál fue el destino del proyecto anterior.

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