Los reinventores del fútbol alemán, rivales por un rato

Hace casi 10 años iniciaron una de las revoluciones más profundas del país teutón. Löw y Klinsmann vuelven a compartir escenario en un Mundial, pero en bancos distintos. Juegan: Alemania-EEUU.

Los reinventores del fútbol alemán, rivales por un rato
Los reinventores del fútbol alemán, rivales por un rato

La relación que cambió la cara al fútbol germano comenzó el 29 de julio de 2004, cuando Klinsmann, recién nombrado como DT de Alemania, citó a Löw en una casa a orillas del lago Como, en Italia, para proponerle ser su asistente y afrontar un reto inmenso: reanimar a la entonces decaída Selección para el Mundial de Alemania 2006. “Hablamos durante tres horas. Mis hijos estaban jugando en el jardín. Era un lío”, recordó Jürgen. Su propuesta a Joachin se resumió así: “No soy el jefe. Estamos juntos en el mismo barco”.

Klinsmann, entonces a punto de cumplir 40 años, era conocido como el ex internacional con 108 partidos a sus espaldas y el título en la Copa del Mundo de 1990. Había entrado en contacto con Löw, cinco años mayor, al formarse como técnico en la escuela deportiva de Hennef. “Fui profesional 18 años, en los cuales ningún técnico supo explicarme cómo se mueve una defensa de cuatro. Con ‘Jogi’lo entendí en un minuto”, recordó el actual técnico de Estados Unidos. “Lo que me fascinaba era su forma de pensar clara y directa”.

Klinsmann convocó a Löw como asistente al asumir como técnico. “Queremos ser campeones del mundo”, anunció. La idea sonaba más insólita que hoy: Alemania estaba en crisis tras la dura eliminación en fase de grupos de la Eurocopa 2004 al mando de Rudi Völler. La dupla Klinsmann-Löw sacudió pronto todos los estamentos del fútbol alemán y lo renovó tanto dentro como fuera de la cancha.

La Mannschaft sumó un mánager, entrenadores físicos importados de Estados Unidos, psicólogos deportivos, expertos de otros deportes, mientras su juego dejaba atrás la tradición pesada y avasalladora del fútbol alemán por un juego más joven, de toque y alegre.

Dos años más tarde, el Mundial en Alemania vio una selección rejuvenecida y con una imagen nueva, que incluso logró que las calles se llenaran de banderas dejando atrás la fobia alemana que produce desde la guerra cualquier forma de nacionalismo. “Klinsmann tuvo una enorme parte de responsabilidad en que llegaran aires nuevos”, comentó Per Mertesacker, jugador con los dos técnicos. Al mismo tiempo, ambos técnicos  se enriquecieron con la relación. Klinsmann creció tácticamente y Löw ganó como motivador.

Cuando la aventura alemana en “su” Mundial terminó en semis ante Italia, Klinsmann dejó el equipo y Löw ocupó su cargo. “Desarrollamos enormemente el fútbol. Los hinchas reconocen nuestra forma de jugar”, se enorgulleció recientemente el actual DT.

El técnico de 54 años cumplió 100 partidos antes del Mundial y cuenta con un respaldo unánime de Federación e hinchas. La gran renovación espera coronarse con un título después de los tropiezos en las Eurocopas 2008 y 2012 y en el Mundial de Sudáfrica 2010.

El cuarto gran intento de Löw chocará hoy, paradójicamente, contra su mentor, en un duelo en el que un empate clasificaría a ambas selecciones a los octavos de final. Sin embargo, una derrota podría dejar a uno de los dos amigos fuera de los 16 mejores.

“A los dos nos habría gustado evitarlo”, contó el técnico de Alemania. “Cuando hayan pasado los 90 minutos, cruzaré los dedos para que consigan el título”, dijo Klinsmann. Más allá de la amistad, los dos se quieren ganar.

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