Atrás quedó la sensación amarga de no poder quedarse con uno de los 10 ascensos que brindó el torneo de Transición el año pasado. Independiente Rivadavia hizo borrón y cuenta nueva y se prepara para afrontar una nueva temporada, la octava desde el regreso a la Primera B Nacional.
Con la misma idea del torneo 2013-2014 de armar un equipo “austero” y afrontar más que nada el “campeonato económico” los dirigentes de la Lepra apuntaron al mercado local más que nada.
Por eso los primeros en llegar, apenas había asumido Dardo Agost como presidente, fueron Matías Minich, Germán Gordillo, Agustín Sanfilippo, Alexis Vizcarra y Daniel Imperiale. Hoy de estos cinco jugadores sólo hay cuatro ya que Gordillo, lamentablemente, se lesionó (se cortó el tendón de Aquiles) y ahora ya operado espera para poder arrancar con la recuperación.
Luego la dirigencia se concentró en repatriar a Emiliano Fernández que había emigrado a Patronato de Paraná, donde jugó el campeonato corto.
A principios de enero, el Azul organizó una prueba para jugadores libres. Allí tuvieron la oportunidad de mostrarse el arquero Matías Draghi, el volante Luis Daher y el delantero Emanuel Torres, entre tantos, pero finalmente fueron ellos tres los que terminaron cerrando el acuerdo con el equipo del parque.
Cuando se abrió la oportunidad de sumar a Franco Dolci, un experimentado de la categoría, los dirigentes leprosos no perdieron el tiempo y en menos de una semana, el jugador llegó para sumarse a la pretemporada.
El arquero Sebastián Cuerdo, que provenía del Cobresal de Chile también estampó su firma, un puesto que había quedado diezmado tras la ida de Josué Ayala.
Quizás uno de los nombres que más ruido hizo al llegar fue el de Juan Pablo Pereyra, también por su vasta experiencia en el fútbol argentino.
El último en sumarse al plantel fue Ezequiel Michelli, que provenía de San Martín de San Juan. Es decir que la Lepra se reforzó en todas las líneas, pero no en todos los puestos. La zona de volantes es donde más jugadores llegaron (cinco en total). Mientras que el ataque fue otra de las zonas apuntadas por el DT y los dirigentes.
Son trece los jugadores que llegaron, el mismo número de los profesionales que se fueron. Pueda ser que el “13” sea el número de la suerte para el Azul en este año.
