Con respecto a temporadas anteriores, Independiente Rivadavia, tuvo su bautismo de fuego totalmente diferente. Primero, le dijo adiós al promedio del descenso. Ahora, no se piensa sólo en mantener la categoría. Hay en juego algo mucho más ambicioso y es el ascenso a Primera. Sin dudas, una oportunidad única e histórica que es muy difícil no tentarse e ir por el gran objetivo.
Segundo y lejos de aquellos años que la billetera permitía traer refuerzos y figuritas de modas por doquier, hoy, la base del equipo es la misma que hizo la gran campaña de la temporada 2013-2014 y permitió que el club del Parque logre su mejor marca desde que juega la Primera B Nacional. Tener la misma base estructural del campeonato pasado es un plus y quedó demostrado ante Sarmiento de Junín, equipo que fue la contracara: de los 11 titulares, 7 fueron refuerzos. Esto provocó que las desinteligencias colectivas fueran muy bien capitalizadas por el conjunto de Ricardo Rodríguez, a pesar de que esa superioridad no la pudo plasmar en la red.
Más allá de la base del equipo que dejó Roberto Trotta y tomó Ricardo Rodríguez, imponiéndole su impronta, un punto muy alto de Independiente en su debut fue la actuación de sus nuevos jugadores. Fueron cuatro los refuerzos que debutaron con la camiseta Azul y respondieron satisfactoriamente, lo que permite ilusionarse y mucho con el andamiaje colectivo del equipo.
Eduardo Méndez: el ex defensor de Tristán Suárez tuvo que ocupar el lugar de Leandro Caballero, quien sufrió un desgarro 72 horas antes del debut. Ricardo Rodríguez no dudó un segundo en nombrarlo como el reemplazante del ex Maipú. Y la apuesta fue positiva. Méndez jugó un partidazo. No tuvo fisuras. Ganó siempre por arriba y jugó con mucho criterio por abajo. Sólo dudó en un pase a Caballero en el primer tiempo. Después, todo lo que hizo lo realizó muy bien. Es decir, que la ausencia de Caballero no se sintió. Mucho tuvo que ver la actuación personal de Méndez y que la defensa de Independiente compuesta por García, Agüero y Parisi juega de memoria.
Carlos Rearte: el volante ex Aldosivi también tuvo una actuación muy positiva. Por su versatilidad para jugar en los distintos puestos del mediocampo, Ricardo Rodríguez, lo paró primero por derecha, pero cuando ingresó en el segundo tiempo Sergio Modón (también es refuerzo), pasó a ocupar el lugar de Federico Guerra, quien estaba amonestado y conformó el doble cinco con Freddy Coronel. Rearte es tipo de experiencia, por esta razón, entiende el juego y sabe cuando ser vertical, cuando tirar un centro y cuando pinchar la pelota.
Freddy Coronel: El volante paraguayo también tuvo una destacada actuación. Junto con Federico Guerra se encargaron de romper el poco e impreciso juego que propuso Sarmiento. Fue amonestado al igual que Guerra y esa tarjeta amarilla lo condicionó bastante. Sin embargo, se entendió a la perfección con su compañero de zaga y cada vez que Rearte pasó al ataque por derecha, su relevo fue satisfactoria. Además, se mostró siempre como salida por abajo, tuvo criterio para distribuir el balón.
Leandro Velázquez: Desequilibrante. El hombre más peligro de Independiente Rivadavia. De sus pies nació lo mejor del equipo de Ricardo Rodríguez. Arrancó muy arriba acompañando a Diego González Vega, sin embargo, con el correr de los minutos, retrocedió y comenzó a tener más contacto con el balón. Tuvo en sus pies una situación muy clara. Aprovechó una asistencia de Diego Tonetto (de gran partido también), eludió a dos rivales y apostó por la jugada individual y pateó al arco. Ischuk respondió muy bien como la tarde. Por el medio ingresaba sólo Diego González Vega. La asociación entre Ezequiel Pérez (sigue recuperándose y tiene para 15 días más) y Leandro Velázquez, permiten soñar y mucho al simpatizante Azul.