Los Pumas dejaron hoy el corazón en la cancha, pero no pudieron dar el golpe ante el seleccionado de Australia que los venció por 29-15 en el mítico estadio de Twickenahm, en Londres, y los dejó al margen de la definición de la Copa del Mundo.
Dos errores no forzados en los primeros diez minutos del partido, les permitieron a los Wallabies sacar una ventaja considerable en el comienzo, que Los Pumas estuvieron cerca de descontar en la segunda parte, pero chocaron con una defensa excepcional que mantuvo su ingoal invicto.
La caída no le resta mérito a la gran campaña realizada a lo largo del torneo por el elenco conducido por Daniel Hourcade, que el próximo viernes, desde las 17 en el Estadio Olímpico de Londres, irá en busca de la medalla de bronce cuando se enfrente a Sudáfrica.
Un día más tarde, desde las 13, Nueva Zelanda y Australia chocarán por primera vez en una final de un certamen ecuménico, buscando ambos el tercer título de su historia.
Los nervios se consumieron a Los Pumas en el primer cuarto de hora y dos errores en campo propio los pusieron contra las cuerdas ya que les permitieron a los australianos vulnerar dos veces el ingoal.
Apenas había pasado un minuto cuando Rob Simmons interceptó un pase de Nicolás Sánchez y se cortó hacia las adyacencias de los postes. Y a los 9, cuando el apertura tucumano había achicado la diferencia con un penal, un knock on de Santiago Cordero le dio un scrum a los Wallabies cerca de la línea de 22 y de esa formación nació el primer try de Adam Ashley-Cooper, quien apoyó sobre la bandera derecha.
Esas dos conquistas destruyeron mentalmente al conjunto albiceleste, que perdía casi siempre en la línea de contacto ante un equipo australiano que salió a jugar con fiereza y robó muchas pelotas en situaciones de rucks, con un notable trabajo de David Pocock.
Tan sólo funcionaba el scrum y el pie derecho de Sánchez, quien no desaprovechaba ocasiones para achicar ventajas. Así Los Pumas se pusieron 6-14 sobre los 24. Pero inmediatamente, el árbitro inglés Wayne Barnes, de pobre labor, le sacó una tarjeta amarilla a Tomás Lavanini por un dudoso tackle peligroso.
Con un jugador menos Argentina resistió, inclusive cuando perdió por lesión a Agustín Creevy. Pero a los 32 Ashley-Cooper sobró por afuera y volvió a apoyar junto a la bandera, esta vez sobre el flanco izquierdo.
Un nuevo penal de Sánchez achicó distancias y sobre el final del segmento, tras una buena acción de Cordero, Los Pumas estuvieron cerca de quebrar el ingoal australiano, pero al wing le faltó apoyo y el parcial se cerró 19-9 en favor de los Wallabies.
Sin mucho orden, pero dejando el alma en cada pelota, Los Pumas se llevaron puestos a los australianos en gran parte del segundo tiempo. Pero les faltó claridad para resolver en terreno ajeno frente a una gran defensa que terminó ganando el duelo.
Dos penales de Sánchez contra uno de Foley dejaron al representativo albiceleste a tiro de try convertido a los 14 minutos de ese segmento final. Y Los Pumas, a puro coraje y con algunos trabajos descollantes, como el de Facundo Isa, lograron situar el juego en terreno ajeno. Pero les faltó precisión y potencia para poder quebrar a una defensa liderada por una tercera línea implacable que hizo añicos sus ilusiones.
En el cierre, cuando el físico de los argentinos ya no respondía, Drew Mitchell escapó por el lado ciego y luego hizo una diagonal hacia el otro sector para finalmente habilitar a Ashley-Cooper, quien no tuvo más que tomar la pelota y tenderse en el ingoal para sellar el triunfo australiano, que fue justo, de eso no hay dudas.
Los Pumas entregaron el corazón una vez más, pero esta vez les faltó claridad y tranquilidad para encarar un partido de esta naturaleza. Cometieron errores en el inicio que se pagaron caro, pero igual vendieron cara su derrota.
Ahora es tiempo de pensar en Sudáfrica y en cerrar de la mejor manera un Mundial con un grupo muy joven que garantiza la continuidad de un proyecto que en el corto o mediano plazo seguirá dando muy buenos resultados.