Los primeros pasos del turismo en Mendoza

Desde los baños del Challao hasta la aventura en alta montaña, nuestra provincia se convirtió en un imán para viajeros.

Los primeros pasos del turismo en Mendoza

El turismo local se remonta a varios siglos atrás, cuando se iniciaron las primeras excursiones al Challao, lugar elegido por la alta sociedad. Con el correr del tiempo, la revolución industrial, los adelantos tecnológicos del  transporte y los nuevos derechos sociales que popularizaron las vacaciones, esta industria creció en nuestra provincia.

Los europeos lo hicieron primero

En Europa, a principios del siglo XIX, los balnearios y las playas eran los destinos turísticos por excelencia. Aconsejados por los doctores, aristócratas y burgueses emprendían viajes a balnearios como el de la ciudad de Spa en Bélgica o como Vichy en Francia para curarse de sus enfermedades, pues las aguas termales o las frías playas del norte europeo y del Canal de la Mancha eran muy buenas para la circulación y para las enfermedades de la piel.

Los destinos de alta montaña, especialmente en Suiza y Austria, se hicieron muy famosos por las cualidades curativas que el aire puro tenía contra males como la tuberculosis. En estos balnearios y sanatorios se crearon diferentes entretenimientos y diversiones para los pacientes. Cabe destacar que el General San Martín, en los últimos años de su vida, visitó los baños curativos en la entonces aldea de Enghien, muy cerca de París.

Bañandose en el Challao

Existen algunos documentos que datan de mediados del siglo XVIII, donde se menciona que, en Mendoza, importantes funcionarios del cabildo local viajaban al Challao con fines turísticos.

Con la llegada del ferrocarril, se inició el turismo en esta provincia, lo que propició los baños termales de El Borbollón, Villavicencio, Cacheuta y Puente de Inca para fines terapéuticos.

En poco tiempo, una gran marea turística llegó de todo el país, lo que atrajo la atención de varios empresarios para invertir en infraestructura en esos lugares. Así comenzaron a construirse importantes hoteles en estos cuatro centros, lo que puso a nuestra provincia, junto con Córdoba y Buenos Aires, entre las más destacadas a nivel turístico del país.

Un gobierno con visión de futuro

En marzo de 1930 se realizó en nuestro suelo el Segundo Congreso Nacional de Turismo con la participación de delegados de todo el país.

El evento quedó inaugurado el día 22 y se prolongó hasta el 29. Entre los participantes se encontraban el Automóvil Club Argentino y el Turing Club. Varios fueron los viajes que se hicieron a diferentes puntos de la provincia. Se visitaron bodegas y se realizaron otras excursiones.

Durante el gobierno de Ricardo Videla (1932-1935) se inició un proyecto turístico-cultural relacionado con la ruta sanmartiniana por el camino de Uspallata. La idea era jalonar los lugares en donde acampó el Ejército de los Andes. Pero, por la crisis económica del año 1934, este proyecto se ejecutó a medias.

Un año después (1936), el gobernador Guillermo Cano, a través de su ministro de Industria y Obras Públicas Frank Romero Day, realizó distintas promociones para desarrollar el turismo en el territorio mendocino. Uno de los eventos relevantes relacionados a esto fue la Fiesta de la Vendimia. Durante la misma gestión, se creó la Ley Nacional de Turismo y, por ende, la Dirección Provincial de Turismo.

El Estado promotor

Por aquella época, la flamante Dirección Provincial de Turismo realizó un plan estratégico para la promoción de esta industria. Entre otras acciones, estableció una sede en Buenos Aires para tal fin.

Desde el gobierno nacional se libraron fondos para construir y mejorar varias rutas del país. También se construyeron obras como el Hotel de Villavicencio - inaugurado por el gobernador Rodolfo Corominas Segura el 25 de noviembre de 1940- y el de Potrerillos, unos años después. En la zona, se ofrecía una cantidad de atractivos históricos y actividades de altura, como las expediciones al Aconcagua, que convocaba a aventureros de todo el mundo.

Con la llegada del gobierno del Presidente Juan Perón, y la estatización de los medios de transporte, el turismo tuvo un gran auge que quedó reflejado en nuestra provincia.

Se planeó un turismo más histórico al incluir lugares relacionados con la epopeya sanmartiniana como Canota, Villavicencio, Picheuta y las Bóvedas de Uspallata, las que fueron declaradas patrimonio nacional.

En los años ‘60 y ‘70 el turismo en Mendoza se incrementó al punto de posicionarnos entre las provincias de mayor llegada de turistas a nivel interno y externo.

Por aquel tiempo, se construyeron lujosos hoteles como el Huentala y el Aconcagua, que se incorporaron al antiguo Plaza Hotel, y se sumó infraestructura, como la terminal de ómnibus. Creció la construcción de diques,  como el Carrizal y varios de la zona sur, que sirvieron para atraer al turista local.

Después del 2000, la provincia sufrió una verdadera invasión de extranjeros -principalmente- registrándose los índices más alto de visitantes.

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