Los índices de precios del Indec conocidos el jueves muestran, en principio, que se cortó el ritmo descendente que traían desde octubre pasado.
La fuerte incidencia de incrementos de los alimentos, seguidos por las tarifas de servicios públicos, generó un combo que superó, incluso, las estimaciones privadas. Hubo aumentos en telefonía celular, pero fue muy fuerte la suba de la carne, que tuvo fuertes movimientos luego de un año donde había crecido por detrás de la inflación. El rubro “restaurantes y hoteles”, así como “recreación y cultura” tuvieron aumentos estacionales, propios de las época se vacaciones.
En el caso de Mendoza, mientras el Indec Cuyo reflejó un 2,9% de aumento respecto de diciembre, la DEIE informó un índice de 2,7%, donde la mayor variación estuvo en el rubro “esparcimiento”, seguido por “equipamiento y mantenimiento del hogar”, “gastos de la salud” y “alimentos”.
En el caso local llama la atención que no haya tenido incidencia el aumento de precio del transporte público, que en nuestra provincia creció un 60%. Sí a nivel nacional en el rubro comunicaciones tuvo incidencia el aumento de los celulares y del boleto, en ese caso fue solo del 20%. Quizás lo veamos reflejado en febrero. Para el gobierno provincial este índice está por encima de lo calculado y se hará sentir en las cuentas públicas, ya que el gobierno cerró acuerdos paritarios con todo los gremios basados en la aplicación de una cláusula gatillo. En algunos casos mes a mes, en otros casos un 23% en tres tramos y luego ajuste si se supera el índice. También algunos acordaron ajustar por el Indec-Cuyo y otros por los índices de la DEIE.
Lo preocupante es que con la actual recesión viene cayendo la recaudación impositiva y de igual manera caerá la coparticipación, que representa el 44% de los ingresos. Además, la masa salarial representó el 66% del total de las erogaciones provinciales en 2018 y puede este año superar ese número. El gobierno quiso quedar bien con los empleados estatales y se olvidó que los que pagan y deben producir están ajustados por la recesión y altas tasas de interés. La soga ya no se estira mucho más.
