En los últimos meses, básicamente desde abril, cuando comenzó la corrida del dólar, los precios comenzaron a subir y la explicación era el impacto del reacomodamiento cambiario. Así vimos un crecimiento de precios, que tuvo varias manifestaciones. Mientras algunos valores no podían actualizarse rápido, por la pérdida del poder adquisitivo de los salarios.
Desde comienzos de año, el dólar subió 110% mientras que los precios, hasta setiembre, han crecido más del 30%. Esto significa que el sistema de precios no ha podido recomponer su situación, aunque las devaluaciones sirven para reacomodar los precios relativos, ya que no todos tienen la misma incidencia del dólar en sus costos.
En el caso de los combustibles, los precios crecieron por la doble incidencia del aumento de la moneda norteamericana y el crecimiento experimentado por el precio del petróleo.
En este caso, y con precios dolarizados, los usuarios se preguntan por qué no bajan los precios ante la baja del precio del billete verde, pero las petroleras aducen que están atrasados en un 20% en la actualización de sus precios y que esto surge de comparar los precios de los combustibles medidos en dólares en la actualidad y su comparación con los valores, medidos e la misma moneda, vigentes al 1 de enero pasado.
La devaluación trajo buenos beneficios para los exportadores, pero ya tiene que afrontar un impuesto a las ventas exterior del 12% y miran con desconfianza la baja del precio de la divisa y el aumento de la inflación, porque les puede hacer perder las ventajas conseguidas. Las exportaciones no se incrementan de golpe sino que hay que salir a recomponer mercados y sería importante que la ventaja cambiaria se pueda mantener en términos constantes.
Las expectativas de los consumidores no podrán darse por el momento porque, además, el mercado está muy impactado por las altas tasas de interés que el Banco Central ha fijado para las Leliq, letras cortas que le vende a los bancos. Con estas tasas ha desaparecido el crédito y las empresas compran menos porque un stock inmovilizado tiene un elevado costo, mientras las ventas no repuntan pero suben los precios de los servicios públicos.
Los combustibles seguirán creciendo, aunque registren tasas menores a las últimas, pero hay que tener en cuenta que el BCRA ha dispuesto bandas de flotación entre $ 34 y $ 44, pero con el plan de aumentar dichas bandas un 3% mensual. Mientras la moneda flote dentro esos márgenes, la autoridad monetaria no intervendrá en la fijación de sus precios, pero está clara la intención estimular cierta actualización de los valores de la divisa.
