La última fecha de la Superliga le deparó a Independiente una suave caricia del destino al imponerse por 3 a 0 a un Central Córdoba que aún permanece fuera de la zona de descenso, pero el juego desplegado por los dirigidos por Lucas Pusineri distó mucho de coincidir con las cifras finales del marcador, y solamente la presencia de algunos juveniles permitió a sus hinchas ilusionarse con un futuro, aunque sea, un poco mejor.
Fue un triunfo merecido de Independiente, sí, pero más cómodo en apariencias de lo que en realidad expuso en su juego, ya que le faltó claridad en varios pasajes del encuentro y nunca apareció ese fútbol que justificara una amplia victoria en el marcador como la que obtuvo.
Cuando los cánticos más arreciaban, ya sonando más a castigo para los grandes que a estímulo para los chicos, apareció la calidad, subyacente en Independiente desde que llegó, del colombiano Andrés Roa, para abrir el marcador con un golazo.
A partir de allí el partido se abrió e Independiente empezó a encontrar los caminos más fluidos hacia el arco de Diego Rodríguez.
Y apenas seis minutos después de esa conquista fue Matías Nani el que venció a su propio arquero para el 2-0, exagerando la ventaja sobre la hora un experimentado como Silvio Romero, cuyo cabezazo le permitió encaramarse en la cumbre de la tabla de goleadores de la Superliga con 12 tantos junto al riverplatense Rafael Santos Borré.
La buena para el "rojo" es que le queda la Copa de la Superliga por delante para empezar a recuperar tanto terreno perdido. Lo malo es que ese certamen ya comienza el fin de semana que viene.