Los científicos han encontrado evidencia para respaldar lo que muchos dueños de perros creen desde hace tiempo: El mejor amigo del hombre sí entiende algo de lo que decimos.
Investigadores en Hungría escanearon el cerebro de perros mientras estos escuchaban hablar a su entrenador con el fin de intentar determinar qué partes de su cerebro estaban utilizando.
Encontraron que los perros procesan las palabras con el hemisferio izquierdo y utilizan el derecho para procesar el tono, tal y como lo hacemos las personas.
Más importante aún, los perros sólo registraban que estaban siendo elogiados si las palabras y el tono eran positivos. Cuando se les dijeron palabras sin sentido pero con voz alentadora, o palabras con significado en un tono neutral, no presentaron los mismos efectos.
“Al cerebro de los perros les importa lo que les decimos y cómo se los decimos'', indicó Attila Andics, neurocientífico de la Universidad Eotvos Lorand de Budapest y autor principal del estudio en un correo electrónico. “El elogio puede funcionar como recompensa únicamente si el significado de la palabra coincide con la entonación usada''.
Andics comentó que los hallazgos dejan entrever que la capacidad mental para procesar el lenguaje evolucionó más temprano de lo que se creía previamente, y que lo que distingue a los humanos de otras especies es la invención de las palabras.
Aunque es probable que otras especies también posean la habilidad mental para entender el lenguaje al igual que los perros, su falta de interés en el discurso humano dificulta demostrarlo, comentó Andics.
Los perros, por otro lado, han socializado con los humanos durante miles de años, lo que significa que están más atentos a lo que las personas les dicen y cómo se los dicen.
Los investigadores captaron imágenes de los cerebros de 13 perros valiéndose de una técnica conocida como Resonancia Magnética Funcional o fMRI, por sus siglas en inglés, que registra la actividad cerebral.
Los perros -seis border collies, cinco golden retrievers, un pastor alemán y un crestado chino- fueron entrenados para permanecer inmóviles en el escáner durante siete minutos con el fin de que se les realizaran las pruebas. Los animales estaban conscientes y sin ataduras mientras escuchaban la voz de sus entrenadores por medio de audífonos.
“El aspecto más difícil de su entrenamiento es que los perros entiendan que permanecer inmóviles significa que realmente no se pueden mover en lo absoluto'', comentó Andics, quien publicó sus hallazgos en la revista Science.