Actualmente, según los datos de la Justicia Nacional Electoral, 339.146 mendocinos están afiliados a algún partido político, lo que representa uno de cada cuatro electores (hay 1.400.000 en condiciones de votar). Son unos 22.000 menos que los que había en 2011, cuando se alcanzó un pico de afiliados en lo que va del siglo. Y casi los mismos que había hace casi dos décadas: en el año 2000 Mendoza contaba con 337.616 afiliados a algún partido político.
Sin embargo, en estos 19 años se ha producido una verdadera sangría de 47 mil adherentes en los tres grandes partidos de la provincia: el PJ perdió 23 mil, la UCR 13 mil y el PD 11 mil.
Los radicales afiliados eran 120.284 en el 2000, 117.119 en 2015 y actualmente, 107.736. Por el lado del PD, de 74.079 afiliados que tenía en el 2000 cayó a 69.433 en 2015 y ahora son 63.047.
Por su parte, el PJ ha sido más cambiante. En el 2000 tenía 98.199 afiliados y cayó estrepitosamente a 73.560 en 2015 (año en que ganó las elecciones Cambia Mendoza). Después se recuperó en 2016 con 77.623 afiliados pero ahora está cerca de su piso con 74.706 personas que han firmado su ficha.
¿Cómo se explica entonces esta baja si la cifra total de afiliados es similar hoy a la de hace dos décadas? Es que se duplicaron las fuerzas políticas: de las 13 que había en el 2000 pasaron a ser 25 partidos con personería jurídica hoy.
Así, a los mayoritarios (PJ, UCR y PD) que permanecieron hay que sumar otros más pequeños como el Pro, Kolina, Coalición Cívica ARI, Movimiento Socialista de los Trabajadores y Unión Popular, entre otros.
Los partidos tradicionales aglutinan al 60% de los afiliados en Mendoza mientras que el resto de las fuerzas ronda los 4 mil cada una, la cantidad mínima requerida para mantener la personería frente a la Justicia Electoral.
Por esta razón en la provincia hay muchas fuerzas que desaparecieron pero que en su momento tuvieron fuerte presencia política. Por ejemplo, en el 2000 fue la última vez que compitieron el Frente Grande, PAIS y el Modin, entre otros. En 2014 también fue la última participaron en una elección de Propuesta para Mendoza, Fiscal y Nueva Acción Unidos y Organizados. Al año siguiente desaparecieron Es Posible y el Partido de la Victoria.
Por otro lado, este año logró entrar en la competencia electoral Protectora, cuyos candidatos alcanzaron bancas en los últimos comicios bajo el sello del Partido Intransigente.
Crisis de representación
Las causas de la pérdida de afiliados son múltiples (como los fallecimientos), pero los especialistas coinciden en dos puntos clave: la participación alternativa a través de movimientos y el peso relativo de los partidos en la escena política y electoral.
"En todo el mundo se han transformado los criterios y canales de representación política que antes estaban afianzados en los partidos políticos. Hoy hay un peso relativo de los partidos políticos", explicó el consultor, analista y activista de la comunicación política Mario Riorda.
"Hay dos motivos. La hiperpersonalización en personas o personalidades no propuestas desde el partido sino que son candidatos o líderes sin partidos; y el movimientismo que puede incluir o no a los partidos", agregó.
En el mismo sentido se expresó Emilia Molina, licenciada en Ciencia Política, docente de la UNCuyo y becaria del Conicet: "En el 2001 a partir de la crisis económica, social y política hubo un fuerte descreimiento en los partidos políticos. Esto también pasó en varios países de Latinoamérica y Europa".
"Este descreimiento vino acompañado de políticas de corte neoliberal con un fuerte abandono del Estado para con los sectores más vulnerables. Esto reconfiguró la vida política y contribuyó al fortalecimiento y conformación de organizaciones políticas y sociales de la sociedad civil", completó.
Relación afiliados-votos
Uno de los análisis de los politólogos hace foco en que la cantidad de afiliados de un partido no determina sus resultados en una elección y que tampoco hay una relación directa entre esa cifra y los votos que cosecha la fuerza.
"Hoy el porcentaje de afiliación no es predictivo en una elección. Hay experiencias donde algunos partidos han tenido menos votos que la cantidad de afiliados", recordó Riorda.
La misma postura sostuvo Molina: "Hay que tener en cuenta que el número de afiliaciones en los partidos políticos no es el único indicador de participación política. Muchas veces se asocia directamente una con otra, pero es un error pensar que una condiciona la otra".
Y ejemplificó: "La UCR ha ganado las últimas elecciones al mismo tiempo que ha decrecido fuertemente en su cantidad de afiliados. Eso supondría que tiene menor capacidad de acción, pero hoy en día no es así", agregó.
De los partidos a los movimientos políticos
Además de los partidos, la escena política está compuesta por otros actores y en la actualidad, los movimientos parecen ser los que tienen el rol protagónico. Las personas alzan sus banderas, las comparten, se identifican y participan.
"En términos generales, la participación política no encuentra su único cauce en los partidos: un ejemplo claro de esto es el movimiento feminista, aglutinador de múltiples demandas y reivindicaciones de mujeres y de diversos colectivos sociales que no se identifican solamente con los partidos", explicó Emilia Molina.
En la misma línea opinó Mario Riorda: "Los movimientos muchas veces superan y trasvasan a los partidos generando procesos de identificación más fuertes que los partidos mismos".