“Los Originales”: el verdadero espíritu del Dakar

Son motociclistas que corren sin ninguna ayuda mecánica. Sólo ellos pueden arreglar cualquier desperfecto en su vehículo.

“Los Originales”: el verdadero espíritu del Dakar
“Los Originales”: el verdadero espíritu del Dakar

Entre los más de 500 participantes del Dakar, hay un pequeño grupo de desconocidos que nunca levantan la atención de las cámaras, pero sí la admiración del resto de competidores, pues corren sólo ellos y su moto, sin ningún tipo de ayuda, lo que hace que esta aventura sea todavía más extrema.

Son los llamados “originales”, pilotos sin renombre, motivados por la nostalgia y la valentía de hacer el Dakar como se hacía hace cuarenta años, sin nada más que una caja de herramientas para reparar su moto a lo largo de los miles de kilómetros de esta prueba.

En la actual edición del rally, la cuadragésima de su historia, y la décima que se corre en Sudamérica, se inscribieron 27 "originales", quienes por el día tienen que hacer de pilotos y por la noche de mecánicos para poner su moto a punto para el día siguiente.

La regla de oro en esta peculiar categoría del Dakar es que ni la organización ni ningún otro piloto participante puede asistirles durante la carrera a menos que sea otro "original", lo que enfatiza el espíritu de solidaridad del Dakar más genuino.

Sólo la empresa Motul les da algunos aparatos para limpiar la moto y les asesora si necesitan cambiar el aceite con tal de que puedan seguir en carrera el mayor tiempo posible.

A estos intrépidos y aguerridos aventureros se les puede ver bien entrada la madrugada desvelados con los reglajes de su moto, mientras los pilotos de equipos oficiales como KTM, Honda y Yamaha hace horas que están durmiendo en sus caravanas, pues un numeroso equipo de mecánicos se encarga de dejar como nueva su moto.

Esas comodidades están a años luz de poder ser disfrutadas por los "originales", que deben dormir en una tienda de campaña que les da la organización, haga frío o calor.

"Anoche apenas dormí dos horas", cuenta el argentino Juan Agustín Rojo, el piloto más joven de toda la caravana de este rally que, a sus 20 años, corre su segundo Dakar, el primero como "original".

"Corrí el Dakar de 2016 con un equipo de asistencia pero no me fue bien y decidí redoblar la apuesta para correr como 'original', sin importar el trabajo que hay que hacer, ni la edad ni nada. Sólo para demostrarme a mí de que sí se puede", argumenta.

Tras seis etapas, el Dakar tiene una jornada de descanso en La Paz, pero a la capital boliviana no pudieron llegar cinco “originales” que tuvieron que abandonar la carrera, lo que siempre genera pesar entre el resto de competidores de la misma categoría.

Así ocurrió cuando conocieron el accidente del español Julián García Merino, que sufre un traumatismo craneal y tiene al menos una costilla rota tras accidentarse a gran velocidad durante la sexta etapa. “Se siente mucho. Te afecta cuando alguien abandona porque no abandonas una carrera de enduro cualquiera. Aquí todos la pelean para no abandonar”, comenta Rojo.

Entre los “originales” también está el argentino Carlos Verza, inconfundible en el campamento con su mono alusivo a la piel del yaguareté (jaguar), con el que compite en todas las etapas para alertar del riesgo de extinción de este animal tan simbólico en su natal Chaco.

Descanso y recarga para los mendocinos

Pasaron seis etapas, poco menos de la mitad del recorrido total. Y allí en La Paz está la dupla mendocina que integran Sebastián Halpern y Eduardo Pulenta, disfrutando el día de descanso que tiene el Dakar 2018.

“El día de descanso nos viene muy bien para recuperar energías y planificar una segunda semana que también será muy dura, pero confiamos mucho en nosotros y en el equipo South Racing, que nos está entregando una Toyota Hilux sin fisuras”, afirmó Sebastián.

La séptima etapa, que unirá La Paz con Uyuni, tendrá una enlace de 302 kilómetros y un exigente especial de 425. El paso por la frontera tendrá un cambio de chip, ya que de aquí en adelante el kilometraje diario aumenta y las dunas desaparecen hasta llegar a Uyuni.

Mientras que Franco Caimi aprovechó al máximo el día de descanso.

“He tenido unos días de locos. En la quinta etapa me caí apenas empezaba, rompí el instrumental de la moto, terminé la etapa como pude, y llegué muy tarde por la noche al vivac”, comentó el piloto del Yamalube Yamaha Official Rally Team.

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