Un lector me hizo llegar una duda acerca de la locución ‘a ojos vistas’. Deseaba saber su significado y si era correcta la expresión. En cuanto a su significado, el diccionario académico nos da dos valores: “Visible, clara, patente, palpablemente”, como en “Su salud empeora a ojos vistas”. El segundo valor es “con toda claridad, sin disimulo alguno”, como en “A ojos vistas, han remarcado aceleradamente los precios”.
La expresión, que constituye una locución adverbial, puede ser también ‘a ojos vista’. ¿Por qué nos llama la atención la construcción de esta locución? Sencillamente, porque la percibimos como anómala por la falta de concordancia entre las palabras ‘ojos’ (masculina y plural) y ‘vistas’ (femenina y plural).
Hay otras locuciones que se han fijado en el habla y que dan cuenta de la misma anomalía: ‘a pie/s juntillas’ (“sin ninguna duda”), ‘a ojos cegarritas’ (“entornando los ojos para dirigir la mirada”), ‘a campo traviesa’ (“por fuera de los caminos marcados y cruzando a través de un campo”).
Vemos cómo el vocablo ‘ojo’ es, al igual que otras partes del cuerpo, fuente de numerosas locuciones, cuyo sentido no puede interpretarse por la suma de los significados individuales, sino globalmente. Los hablantes nativos podemos entenderlas, no así los extranjeros que intentan aprender español. Demos algunas de ellas:
“A ojo de buen cubero”: Se usa coloquialmente para indicar “sin medida, sin peso y a bulto”. Así, por ejemplo, “No te puedo dar la receta precisa de ese postre porque yo lo hago de memoria y a ojo de buen cubero”. ¿Quién es el ‘buen cubero’? Como lo señala su nombre, era el fabricante de las cubas, recipientes de madera, o también modernamente de chapa metálica, destinados a contener agua, vino, aceite u otros líquidos.
No existía, antiguamente, un molde según el cual todas las cubas salieran con las mismas medidas, sino que ellas eran confeccionadas por el cubero, de acuerdo con su experiencia y con su memoria visual. De allí, entonces, lo de “ojo de buen cubero”.
Lo que nos parece interesante es la inclusión, en el diccionario académico, del sustantivo ‘ojímetro’, de uso coloquial, con un valor equivalente al de la locución analizada: “Capacidad de hacer con rapidez un cálculo aproximado”. También, la locución adverbial ‘a ojímetro’, que se define como “a bulto”, esto es, “aproximadamente, sin cálculo”. El Diccionario integral del español de la Argentina nos trae como ejemplo: “Las dosis las manejan a ojímetro, guiados por el instinto, sin temor de padecer una sobredosis”.
“A ojo”: Similar al anterior, pues equivale a decir “a juicio, arbitrio o discreción de alguien”: “La cantidad de tela puede determinarse a ojo”.
“A ojos cerrados/ a cierra ojos”: También se usa en el habla coloquial para indicar “a medio dormir, a duermevela”; “sin reparar en inconvenientes ni detenerse a mirar los riesgos que se pueden ofrecer”; “sin examen ni reparo, precipitadamente”, “con confianza absoluta”: “Le confío este trabajo delicado a ojos cerrados”.
"Abrir (alguien) el ojo/los ojos": Es una locución verbal que puede significar "estar advertido para que no lo engañen y "conocer las cosas como son, para sacar provecho y evitar las que pueden causar perjuicio o ruina": "Eugenia, por favor, abrí los ojos antes de firmar el nuevo contrato".
"Abrir los ojos (a alguien)": Esta locución verbal toma un valor similar al significado de la anterior, pues equivale a "hacer que alguien se dé cuenta de algo que hasta el momento ignoraba": "Después de esas palabras, pude abrirle los ojos y hacerle ver una realidad distinta".
“Ojo a la funerala”: Se trata de una locución sustantiva que significa que el ojo se encuentra amoratado, como consecuencia de un golpe. En nuestra provincia, suele decirse “ojo en compota” y “ojo en salsa”, mientras que el Diccionario de regionalismos de San Juan registra “ojo peido”: “Después de la pelea callejera, el indigente se fue con un ojo a la funerala”.
“Ojo clínico”: Esta locución sustantiva es usada para indicar que se posee facilidad para captar una circunstancia o preverla: “Ella tiene ojo clínico para detectar gente talentosa”.
“Ojo de agua”: Se usa esta locución sustantiva, en lenguaje campesino, para denotar un manantial: “El agua brotaba pura y caliente de ese ojo de agua”.
“Ojo de buey”: Con esta locución sustantiva, se designa la claraboya o ventana circular u ovalada: “Mientras él dormía, yo miraba, a través del ojo de buey, el mar cálido, tranquilo, inmenso”.
“Ojo de gato”: El diccionario académico dice de esta locución que alude a una variedad del cuarzo; es de forma circular y de color blanco amarillento. Pero en la vida cotidiana, se usa esta expresión para aplicarla a los vehículos, ya que se trata de un retrorreflector, utilizado en bicicletas, por ejemplo, con el efecto de brillar en la oscuridad, como los ojos de los gatos y otros felinos.
“Ojo de gallo”: Esta locución designa un tipo de callosidad blanda, que se ubica en las zonas más húmedas del pie, sobre los laterales o en la base: “En la farmacia, compró parches para sus ojos de gallo”.
“Comerse (a alguien) con los ojos”: Esta locución verbal nos indica, coloquialmente, que una persona demuestra con sus miradas el incentivo vehemente de una pasión, como codicia, amor, odio, envidia: “Estaba muy intranquila pues sentía que me comía con los ojos, por el rencor acumulado”.
“Con el ojo tan largo”: Esta locución, cuyo valor es adverbial, toma el significado de “con cuidado, atención y vigilancia”: “El padre, con el ojo tan largo, mostraba un comportamiento celoso con Victoria, su hija mayor”.
“Costar (algo) un ojo/los ojos de la cara”: El valor significativo de esta locución verbal es el de señalar el precio o gasto excesivo de algo: “No podía comprarle esa colección porque costaba un ojo de la cara”.
“Dichosos los ojos”: Esta locución, que se puede completar añadiendo “que la/lo/te ven”, tiene carácter expresivo y demuestra complacencia al encontrarse alguien con una persona a la que no ve desde largo tiempo: “Dichosos los ojos, Julián, si hace un año que no nos vemos”.
“Dormir (alguien) con los ojos abiertos”: Esta locución verbal, de tipo coloquial, sirve para indicar que se debe estar o vivir con precaución y cuidado para no dejarse sorprender ni engañar”: “Rejas, alarmas, perros bravos: la inseguridad es tal que poco falta para que durmamos con los ojos abiertos”.
“Echar el ojo (a alguien o algo)”: Con esta expresión se quiere significar que se mira algo con atención, mostrando deseo: “Es mío ese lugar en el teatro: yo le eché el ojo primero”.
“En un abrir y cerrar de ojos”: Esta locución sirve como un adverbio de modo, para señalar que un acontecimiento se ha desarrollado en un instante, con extraordinaria brevedad: “Parecía increíble cómo, en un abrir y cerrar de ojos, el proceso había llegado a feliz término”.