La Argentina vive un momento de histeria colectiva, donde cualquier noticia es motivo para oficialistas y opositores se tiren con munición gruesa mientras los candidatos, que dicen que quieren presidir la República no hablan, o tiran frases huecas. Mientras tanto, en los medios tratan de obtener alguna ventaja publicando títulos catástrofes, mientras que los análisis finos casi no interesan.
Además, con los números estadísticos es posible jugar, según cómo se tomen las series, si uno quiere obtener un resultado favorable o perjudicial para el gobierno. Lo interesante es que los actuales números del Indec no gozan de desconfianza y eso es muy positivo, porque se ha recuperado la confianza en las estadísticas públicas.
Desde el año pasado, todos los analistas económicos daban por cierto esperar una caída general del PBI del 3,5%, además se esperaba un trimestre de alta inflación porque ya se habían anticipado los aumentos en las tarifas de los servicios públicos. Además, se pensaba que el ritmo iba a registrar una leve mejora intermensual pero los datos interanuales serían malos hasta Abril, ya que ahí comenzó la crisis el año pasado. Por eso, el que se sorprende por los datos seguramente no vivía en Argentina o no seguía la información.
Vale la pena repasar algunos indicadores recientes para demostrar lo que decimos. Respecto del nivel de actividad, diciembre mostró una leve mejora de 0,7% respecto a noviembre, siendo el primer mes en que la economía dejó de caer. Por supuesto, cuando se conozca el dato anual quizá esté dando una caída entre 3,5% y 3,7%, como para que muchos salgan a los gritos a llorar por el pasado, aunque estos números ya han sido anticipados hace mucho tiempo.
Otros casos son los de la actividad industrial, que ha venido cayendo de forma sistemática por la recesión y, en general, presenta situaciones muy complejas. El Indec publicó los datos del Indice de Producción Manufacturero correspondientes a enero, que arrojaron, como era previsible, una caída interanual del 10,8% en la comparación con enero de 2018, pero mostró un crecimiento del 4,6% respecto de diciembre de 2018.
Esto no quiere decir que industria mejoró, sino que, al menos en enero, dejó de caer y habrá que esperar los próximos meses para saber si se conforma la tendencia o solo fue un salto estadístico.
El dato que sorprendió es que ante una caída generalizada del rubro alimentos y bebidas, la industria vitivinícola registró un aumento del 21% respecto de enero de 2018, por el impacto de las mayores exportaciones de vinos fraccionados. El año anterior la industria venía sufriendo con atraso cambiario muy fuerte y se habían perdido mercados y presencia en varias franjas de consumo. Con la devaluación hubo una reacción que comenzó en Julio de 2018, peros e acentuó en los últimos meses del año anterior. Cuando aparecieron las retenciones se complicaron las cosas para los vinos a granel, que era la natural descarga de los excedentes, además de tener que lidiar con una gran cosecha en Europa.
Mientras tanto, el Indice Sintético de la Industria de la Construcción mostró una caída del 15,7% contra enero de 2018 pero registró una suba de 4,4% respecto de diciembre de 2018. En este caso, se dan los mismos supuestos planteados para sector industrial, ya que un solo mes no puede ser tomado como tendencia y debería verificarse en tres meses consecutivos para adquirir dicha característica.
Como se puede apreciar, los números adquieren distintas dimensiones según como se analicen, pero siempre están referidos al pasado. El problema aparece cuando hay que analizar el futuro, y ahí comienzan los problemas. Los técnicos dan un pronóstico pero los políticos se quedan diagnosticando el pasado. Es complejo.
Los datos del futuro
Una de las fuentes más confiables en materia de pronósticos es el Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) que el Banco Central elabora mensualmente con las estimaciones que le envían 55 entidades, entre las cuales hay 34 consultoras y Centros de Investigación locales, 14 entidades financieras argentinas y 7 analistas internacionales.
Según estos estudios el promedio espera una inflación de 31,9% para todo el año 2019, subiendo las estimaciones del mes anterior, que había sido del 29%. El crecimiento de las expectativas estuvo motivado en los datos de la inflación de enero, que superaron las previsiones. Para febrero, el promedio calcula 3,5%, aunque algunos se estiran a 3,8 ó 4%. Para marzo el promedio calcula 3% y para abril, según estas estimaciones, la inflación sería del 2,7%.
El relevamiento espera, en el tema cambiario, una cierta calma para el mes de marzo, aunque con tendencia alcista (que es lo que muestran los mercados en los últimos días) y estiman pequeñas alzas promedio en el dólar mayorista para marzo, abril y mayo, aunque mantienen la estimación de $ 48 el dólar mayorista para diciembre de 2019. Los analistas siguen calculando que el gobierno no llegará equilibrio total, y podría tener un déficit entre 0,2% y 0,4% para todo el ejercicio 2019.
No obstante, Argentina es un país muy cambiante, sobre todo en épocas electorales y más que nada en la actual donde hay una polarización y otro sector intentando romperla y ponerse como tercera alternativa. Todo este escenario genera gran volatilidad y la conducta habitual de los inversores es dolarizar sus carteras a medida que se acercan los comicios.