El Movimiento de Países No Alineados (NOAL) concluyeron ayer su XVII Cumbre en Isla Margarita, con un espaldarazo al presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, presionado por la peor crisis que ha vivido el país petrolero en su historia reciente.
La reunión, a la que asistió un pequeño grupo de mandatarios de los 120 países del movimiento, concluyó con la aprobación de un documento final de unas 190 páginas, en las que consignan el llamado a la no injerencia, el impulso a la paz y a la cooperación, y preocupaciones por la situación en Venezuela y otros países en conflicto.
Maduro, quien en la apertura de la cita denunció una “arremetida” de Estados Unidos en América Latina y en particular contra su gobierno socialista, asumió la presidencia del bloque por los próximos tres años, un periodo imprevisible en la convulsa situación política, económica y social de Venezuela.
El presidente socialista atribuye a una alianza entre la oposición venezolana y Washington supuestos planes para derrocarlo por medio de una “guerra económica” que, con acaparamiento y especulación de productos básicos, genera un fuerte malestar social.
La oposición achaca la crisis a lo que llama un “modelo socialista fracasado” y cree que la única solución está en el referendo.
No obstante, el poder electoral, al que acusa de servir al gobierno, todavía no define la fecha de la próxima etapa del proceso, lo que aumenta las tensiones.
En este contexto, Maduro buscó el respaldo en el foro que reúne a varios de sus aliados. Los presidentes Rafael Correa (Ecuador), Raúl Castro (Cuba), Evo Morales (Bolivia), Hassan Rohani (Irán) y Salvador Sánchez (El Salvador) le expresaron su respaldo en la plenaria de debates.
Golpeada por el desplome de los precios del petróleo Venezuela sufre una aguda escasez de alimentos y medicinas.