El número de niños migrantes y refugiados en edad escolar alrededor del mundo podría llenar medio millón de aulas, un aumento del 26% desde 2000, revela la edición 2019 del Informe de Seguimiento de la Educación en el Mundo (GEM), publicado por la Unesco y titulado "Migración, desplazamiento y educación: construir puentes, no muros".
En el Informe se destacan los logros y deficiencias de los países a la hora de garantizar el derecho de los niños migrantes y refugiados a beneficiarse de una educación de calidad, un derecho que sirve a los intereses tanto de los alumnos como de las comunidades en las que viven.
Según el informe, en América Latina y el Caribe se ve cuestionado este derecho. Así, cada vez hay más menores no acompañados en los centros de detención, donde por lo general no cuentan con acceso a educación.
Realidades
Cerca de 50 mil niños de El Salvador, Guatemala, Honduras y México fueron detenidos cada año en promedio en la frontera de los Estados Unidos entre 2013 y 2017.
En los Estados Unidos, los profesionales de la salud mental y la pediatría que visitan centros de detención familiares indicaron que los servicios de educación no eran los más adecuados.
En México, 35.000 menores, más de la mitad no acompañados por adultos, han permanecido en centros de detención sin educación organizada, excepto por actividades con un componente educativo limitado, tales como talleres de artesanía o debates de carácter religioso.
En Chile, aunque una directiva presidencial de 2008 anunció una educación pública para todos los niños, sin importar su estado de migración, en la práctica esto ha quedado a discreción de los diversos funcionarios.
Sin embargo, en la región hay también numerosos buenos ejemplos de inclusión en la educación de migrantes y personas desplazadas a la fuerza. Colombia se ha convertido en líder, al usar su marco legal para proteger la educación de su población desplazada internamente.
En 2002, la Corte Constitucional ordenó a las autoridades educacionales municipales que tratasen de forma preferencial a los niños desplazados en términos de acceso a la educación.
En el último tiempo, Colombia, al igual que otros países de la región, han abordado las consecuencias que tiene en la educación el desplazamiento cada vez más común de personas entre fronteras en América latina, y reciben a estudiantes venezolanos junto con los suyos propios.
Argentina ayudó a muchos migrantes no documentados a convertirse en ciudadanos regulares por medio de una ley de migración del 2004 y de su posterior Plan Patria Grande, el cual afirmaba que 'bajo ninguna circunstancia deberá el estatus irregular de un inmigrante impedir su admisión como estudiante en ninguna una institución educativa'.
Éxodo intelectual
Aquellos que emigran alcanzan mayor educación que aquellos que se quedan atrás. El Informe calcula también el alcance del éxodo intelectual, y demuestra que uno de cada 12 de los profesionales mejor calificados de América Latina y más de uno de cada dos en el Caribe están emigrando a otros países.
A su vez, algunos países promueven la inmigración de personas calificadas. Brasil cuenta con un programa, Ciencia sem Fronteiras (Ciencia sin fronteras), que ha financiado a miles de alumnos de educación superior para estudiar en más de 40 países, enfocándose en disciplinas cruciales para el crecimiento de Brasil.
Al igual que en muchos otros lugares del mundo, los inmigrantes que llegan a países latinoamericanos como Brasil, Panamá y Uruguay, tienden a alcanzar un grado de educación mayor al de quienes los reciben.
Manos Antoninis, Director del Informe GEM, indica: "A pesar del discurso político habitual, son los más educados quienes más suelen migrar, ya sea en busca de mayores retornos de su educación o porque están mejor capacitados para responder a las oportunidades en otras partes".
Los hijos de emigrantes a los Estados Unidos provenientes de 10 países de América latina tienen 1,4 años más de educación, en promedio, que los hijos de aquellas personas que no han emigrado.
El Informe revela también un efecto positivo de la migración en la educación de la región: las remesas enviadas por los migrantes a sus países. En promedio, las remesas aumentaron el gasto en educación en América Latina en un 53. Por eso, el Informe aboga por que los costos de transacción para el envío de remesas al país de origen sean reducidos al objetivo del 3% que preconiza la ONU, en lugar del promedio actual, que alcanza 7,1%, ya que ello podría aumentar el gasto en educación en el mundo en 1.000 millones de dólares al año.
Recomendaciones
Proteger. El derecho a la educación de los migrantes y de las personas desplazadas.
Integrar. A los migrantes y a las personas desplazadas en los sistemas nacionales de educación.
Planificar. Para cumplir con las necesidades educacionales de los migrantes y los desplazados.
Representar. Historias de migración en la educación de forma realista para desafiar los prejuicios.
Preparar. A profesores de migrantes y refugiados para abordar la diversidad y la adversidad.
Aprovechar. El potencial de los migrantes y de las personas desplazadas.