Hace un año y medio, Carina Valot le comentó a Cecilia De Spirito que con un grupo de mujeres de El Pastal (Las Heras) habían recibido unas máquinas de coser pero no sabían usarlas.
Cecilia pensó que sería una buena idea acompañarlas en el proceso de generar su propio emprendimiento. Hoy, sus primeros Hilacha, muñecos hechos con tela y “con amor”, se han vendido e incluso algunos han llegado al exterior.
Además, planean comercializarlos en Palermo Soho, el barrio con más tiendas de diseño del país.
Cecilia, que es diseñadora gráfica, comenta que algunas cosas se dieron por casualidad -o causalidad, según se prefiera-. Así fue que un día llevó a El Borbollón cosas que había reunido con sus vecinos, para ayudar a los habitantes de la zona después de una tormenta.
La encargada del lugar no estaba, pero sí Carina Valot (de otra localidad cercana), a quien le dijo que la contactaran si necesitaban algo.
Carina le contó entonces que les habían donado dos máquinas de coser y querían aprender a usarlas.
Cecilia consiguió que alumnas del Instituto Belgrano hicieran sus pasantías en El Pastal durante seis meses. Y se le ocurrió hacer con las mujeres su trabajo final para una maestría en Gestión del Diseño para Desarrollos Territoriales.
Llegar a la propuesta de realizar muñecos fue sencillo, porque las habitantes de este distrito lasherino tienen un merendero para los chicos del lugar y en una ocasión en que no habían conseguido juguetes para celebrar el Día del Niño, se les ocurrió coser unas peponas ellas mismas.
También confeccionaron almohadones con forma de sapo para un Día de la Madre.
Cecilia las contactó con Fernanda Rodríguez, diseñadora de indumentaria que hace un tiempo había creado unos animales hechos en tela. De entre los cinco modelos, “Las chicas del Pastal” -como se autodenominan- eligieron el caballo, que es el que, con algunas modificaciones que hicieron, están produciendo.
Sin embargo, las mujeres reconocen que la tarea no les resultó sencilla, ya que en un primer momento no conseguían que quedaran bien. “Los mostrábamos a Cecilia o Fernanda y nos decían que estaban lindos, pero nosotras siempre les encontrábamos un pero”, cuenta Paola Chumba. “Llegamos a soñar con el caballo”, agrega y se ríe.
Ese espíritu perfeccionista las ha llevado a que muy pocas personas hayan visto el producto terminado. De hecho, hasta los esposos de algunas lo han observado sólo por fotos. Y ellas esperan el momento de la inauguración del edificio del merendero (ver aparte) para presentar su creación en la comunidad.
Después, los creadores de Esencia de los Artesanos acudieron a darles una charla para contarles cómo fue su experiencia y les ofrecieron uno de los perfumes para que los Hilacha lleguen con un agradable aroma a sus nuevos dueños.
De exportación
Una vez que llegaron a un buen producto, restaba definir cómo venderlo. Las Chicas del Pastal cuentan con una página en Facebook (Hilacha), en donde además se pueden elegir colores de tela y bordado.
También están disponibles en El Arca (productores + consumidores). Así vendieron los primeros 17 y pudieron devolver el dinero que les habían prestado para comprar materiales y encargar más para los siguientes.
Cecilia De Spirito agrega que, por conocidos, dos llegaron a Israel y que la diseñadora Fernanda Rodríguez quiere venderlos, junto con su marca Basajaun, en Palermo Soho. “De a poquito va saliendo. Es una emoción”, lanza Stella Maris Gómez, mientras rellena parte de otro Hilacha.
Paola Chumba comenta que fue una de las últimas en sumarse al grupo -llegaron a ser 15 y hoy quedan 5-, porque no le gustaba coser. Pero de a poco, señala, le fue tomando el gusto y si bien en un principio lo pensó como un entretenimiento, después lo tomó como un trabajo, que no tenía hasta ahora.
"Muchas veces nos juntamos de noche y yo le digo a mi esposo que se quede con los niños porque me voy a trabajar", manifiesta satisfecha.
Entre todos los Hilacha hay uno que es el "Hilachiento", que surgió cuando a Yesica Lucero -otra de las chicas, a quienes se suma Yanina Quiroga- se le ocurrió utilizar los pequeños retazos de tela que sobraban de los otros.
Lo curioso fue que no se animaban a mostrar el colorido muñeco y fue uno de los que se vendió más rápido.
“Están hechos con amor de verdad”, asegura Carina Valot. “Nosotras jugamos con ellos, los probamos, porque no queremos que un niño le tironee una pata y se rompa. Son como nuestros hijos”, lanza orgullosa.
El próximo paso será sumar otros animales a la colección y que se conozca que esos muñecos fueron creados en El Pastal, en Las Heras, a pocos metros del límite con Lavalle.
Un salón para el merendero
El taller donde se confeccionan los Hilacha está en el comedor de la casa de Carina Valot.
En la vivienda también funciona el merendero de la Asociación Niños del Futuro, que atienden las mismas mujeres de El Pastal y donde entre 20 y 50 niños de la zona -según el día- reciben su leche y merienda tres veces a la semana.
Carina había dispuesto un lugar en su patio, que cubrió con tela media sombra y colocó nylon, para proteger a los chicos del frío en el invierno. Ahora, en cambio, observa satisfecha cómo ha avanzado la construcción de un salón cerrado, con materiales que ha aportado Codipme (Cooperadora de la Dirección Provincial del Menor), que es la que también les provee la leche y meriendas.
El padre de Carina es quien se ha encargado de la construcción y cada tanto se suman su esposo y su hijo. La mujer cuenta que falta poner el techo, pero que espera poder inaugurarlo la semana próxima.
En el festejo presentarán los Hilacha a familiares y vecinos.