El presidente Macri dijo esta semana en Chubut que nadie se puede creer por encima de la ley, ni puede prepotear a los demás. Una verdad fundacional de la democracia.
Graciela Ocaña es conocida por su honradez y su lucha incansable contra todo tipo de corrupción. Es una de las dirigentes que más denunció y con mayor cantidad de datos al clan Moyano. Eso le trajo varios problemas graves. Amenazas mafiosas y hasta el insulto público de "cucaracha".
Hoy ella dice que Moyano se pintó la cara. Y tiene razón. El desafío a las instituciones democráticas y a un poder del Estado que hicieron los moyanistas y sus aliados K solo tiene antecedentes en el levantamiento de los carapintadas durante el gobierno del doctor Alfonsín. Por supuesto que hay diferencias: la banda de Aldo Rico estaba armada y pertenecían al Ejército. Pero los carapintadas del moyanismo comparten la matriz ideológica de la ultraderecha peronista de los 70, donde Hugo se forjó denunciando zurdos y montoneros. Y si hablamos de armas, no son elementos extraños entre estos muchachos pesados que se atrincheran y extorsionan a la justicia para evitar ir a la cárcel.
El chofer de Pablo, él tristemente célebre Madonna Quiroz, fue el que disparó su pistola cuando se trasladaron los restos de Perón. Son homéricas las guerras a balazos limpios con sus históricos rivales del gremio de los albañiles. Y en el accionar de las barras bravas de Independiente, aparecen en varias escuchas menciones a la utilización de armas de fuego para apretar gente. No serán los fusiles de los carapintadas pero son muchachos de armas llevar. Culatas, guardaespaldas y una organización de vigiladores privados cuyos propietarios pertenecen a la familia Moyano.
El poderoso clan Moyano apuesta a un quiebre institucional. Tienen una gran capacidad de daño con movilizaciones y paros que pueden paralizar al país.
Tiene razón Jorge Fernández Díaz cuando dice que la actual contradicción fundamental es entre democracia o mafia. Por eso extraña que casi la totalidad de los dirigentes sindicales y de la oposición a Cambiemos hayan apoyado las amenazas de rebelión de Moyano o no hayan dicho una sola palabra de repudio. La excepción fue el gobernador de Salta, Juan Manuel Urtubey.
Es lógico que los Hugo Yasky o los Pablo Micheli, con bajo nivel de representatividad y alto nivel de respaldo a Cristina, hayan estado en la primera línea de defensa de Pablo, al que apodan "El Salvaje", que está acusado de asociación ilícita y lavado de dinero en sociedad con Pablo Bebote Alvarez, el jefe de la barra brava de Independiente. Pero sorprende que hasta los tibios y presuntamente racionales burócratas de la CGT como Héctor Daer y Carlos Acuña hayan sido cómplices de la movida contra la justicia. El comunicado de la central obrera fue directamente espantoso y antidemocrático.
Repitieron la mentira de la persecución política. ¿La CGT pone las manos en el fuego por Pablo y Hugo Moyano? ¿Cómo sabe que son inocentes? Es todo lo contrario. Son causas que tienen años. En la de Independiente ya están detenidos compañeros de la comisión directiva de Pablo como Noray Nakis. Está preso su histórico guarda espaldas, el Polaco Petrov y el delincuente confeso de Bebote Alvarez.
Pregunta con intención: ¿El Pata Medina, el Caballo Suárez y Marcelo Balcedo también son presos políticos o son delincuentes que le robaron a los propios afiliados de sus gremios para vivir como millonarios? Ni que hablar del vaciador de la bancaria, Juan José Zanola o de José Pedraza, preso por el asesinato de un militante de izquierda.
Por ahora el concubinato político de los Moyano es con Cristina. No los une el amor sino es espanto a ir presos. Ambos tienen que explicar ante la justicia los delitos que cometieron y sin embargo denuncian que son "perseguidos políticos". Los Moyano tienen 8 causas judiciales graves en marcha y Cristina seis procesamientos, dos con prisión preventiva, un pedido de desafuero y el año que viene pasará más tiempo en los juicios orales que en su banca de senadora por la minoría.
Pablo Moyano zafó de ir preso por ahora pero lo espera el valiente fiscal Sebastián Scalera para indagarlo y la apelación que hará ante la Cámara para que revisen la medida del juez Luis Carzoglio de dejarlo en libertad. El magistrado, un impresentable militante peronista, denunció graves amenazas de muerte a su esposa y a él, pero atacó a los diarios Clarín y La Nación y responsabilizó de filtraciones a un funcionario honrado e íntegro como el procurador general de la provincia, el doctor Julio Conte Grand.
Tanto el padre como el hijo están involucrados. Tienen que explicar ante la justicia por qué contratan a empresas de su propiedad para ser proveedores del gremio que conducen. Ni una licitación, ni una compulsa de precios. Nada. Legalidad cero. Moyano dijo que contratar a su esposa Liliana Zulet es más barato y mejor para los trabajadores.
Pero cualquiera sabe que eso es una absoluta falta de transparencia que abre las puertas de las coimas, corrupción y lavado de dinero. Todo eso está investigando la justicia.
El kirchnerismo y muchos, no todos, sindicalistas, hablan en nombre de los pobres o del pueblo trabajador y acusan al resto de la humanidad de ser insensibles explotadores que solo quieren hacerse más ricos. Yo creo, en cambio, que hay una oligarquía sindical en el país sin autoridad moral para hablar en defensa de los pobres o los trabajadores.
Porque muchas veces perjudican a los afiliados para beneficiarse ellos y porque hay muchos, insisto, no todos, que son magnates que no pueden explicar como hicieron su fortuna.
Yo no estoy en contra de los delegados, ni del gremialismo honrado. Lo valoro como instrumento democrático de defensa de los más débiles en el capitalismo muchas veces salvaje que solo piensa en la codicia y la rentabilidad.
Admiro a aquellos gremialistas honrados que defienden a sus compañeros de los atropellos patronales. Pero los que violan la ley deben ser castigados con todo su peso.
Deben ir a la cárcel como corresponde. Para que los argentinos decentes sepan que hay premios y castigos. Y que aquellos que no robamos, ni cobramos coimas y que pagamos nuestros impuestos no somos unos boludos sino ciudadanos que hacemos lo que corresponde.