A Ridley Scott, director de "Alien", el trabajo de Hans Ruedi Giger lo tenía obnubilado; y no era para menos. Es que el artista plástico de origen suizo supo crear un universo de monstruos inclasificables pero todos igualmente oscuros, temibles y perturbadores: "... se adentra en nuestra psiquis y roza nuestros instintos y miedos más profundos", describió el propio Scott con muy buen tino.
Ese ideario que Giger construyó a lo largo de más cuatro décadas tuvo su momento de fama y exposición internacional justamente gracias a Ridley y su película, en el '79. De hecho, Giger ganó un Oscar por la creación de ese monstruo repugnante e indestructible que aún hoy aterroriza plateas.
Pero el artista es más que un traje sofisticado para el cine (colaboró también en "Poltergeist 2" y "Especies"): su ideario creativo está atravesado por temáticas que lo interesaron a lo largo de toda su vida: la muerte, el nacimiento, la fantasía y la sexualidad; aunque es una exageración de fanáticos, muchos asemejan su mirada visual a las pertubadores planteos oníricos de El Bosco o Francis Bacon y hasta el mismísimo Goya.
El mérito creador es el de haber propuesto una genealogía de monstruos propia y de concepto exclusivo. Pues Giger mezcló visiones viscosas y revulsivas de la anatomía humana con elementos vampíricos, ensoñaciones alienígenas, rasgos belicistas y máquinas tecnológicas. Así, esa mirada única logró fraguar en monstruos biomecánicos, híbridos y futuristas que plasmó en esculturas, pinturas con aerosol, dibujos y otros materiales y recursos.
Ahora, sólo para fanáticos y adinerados, sale a la venta un libro que se propone como una especie de 'monografía' que preparaba el artista un poco antes de su muerte (tan extraña como sus monstruos: falleció por las heridas de un accidente doméstico a los 74 años). El volumen lleva el nombre de Mythologies for the future (Mitologías para el futuro) y cuesta nada más y nada menos que 900 dólares.
La edición, limitada a mil ejemplares y en gran formato, está a cargo de Taschen. Son 400 páginas en las que se despliegan no sólo los apuntes escritos por Giger -bajo el título "Visión única"- sino sus dibujos e ilustraciones. También las portadas de discos como las de Emerson Lake and Palmer (ELP, 1973), Koo Koo (Debbie Harry, 1981); el dibujo titulado "Paisaje de penes", que llevó a la cárcel a la cantante punk Jello Biafra por obscenidad; y todo su ideario de monstruos biomecánicos.
Giger dilapidó la fortuna que supo ganar en derechos de autor por sus obras plasmadas en discos, libros y películas. No obstante, quedan las piezas en exhibición en el tétrico museo que él mismo construyó en su casa de Suiza (en Gruyere). Y también en los "bares Giger" donde podés tomar una copa sumergido en esas atmósferas húmedas y aberrantes: los han en Tokio (fue el primero que abrió, en 1988), otro en Suiza (al lado del museo de Gruyere) y otro en Coire, ciudad natal del artista.