Espejito, espejito, ¿dime quién es el animal más inteligente de todos?
La habilidad para reconocerse uno mismo en un espejo ha sido promovida como sello distintivo de la cognición superior (presente en humanos y solo en los animales más inteligentes) y base de la empatía. Un estudio publicado en Current Biology informa -generando controversia- que es posible enseñar a los macacos que presten atención a ellos mismos en un espejo, la primera observación de este tipo en cualquier especie de monos.
No obstante, el descubrimiento genera el mismo número de preguntas que respuestas, no sólo sobre la capacidad cognitiva de los monos, sino también sobre el autorreconocimiento en espejo como medida de inteligencia animal.
“Simplemente porque alguien actúe como si se estuviera reconociendo en un espejo no necesariamente significa que haya alcanzado reconocimiento de sí mismo”, dice Gordon Gallup, un psicólogo evolutivo de la Universidad Estatal de Nueva York, en Albany, quien en 1970 fue el primero en demostrar el autorreconocimiento en espejo en chimpancés cautivos.
Cuando la mayoría de los animales se topa con su reflejo en un espejo, actúa como si hubiera visto otra criatura. Responden agresivamente, vociferan llamados fuertes y muestran otros comportamientos sociales. Así es como reaccionaron por primera vez los chimpancés cuando Gallup puso un espejo entero junto a sus jaulas. Pero luego de un par de días, sus actitudes cambiaron y empezaron a examinarse ellos mismos, dice Gallup. “Veían adentro de sus bocas; veían cómo se movía su lengua”, recuerda.
Esto lo convenció que los chimpancés se reconocían en el espejo. Sabía que otros científicos se mostrarían escépticos, por lo que desarrolló una prueba de autorreconocimiento en espejo. Luego que los chimpancés empezaban a actuar como si se estuvieran viendo ellos mismos en el espejo, después de aproximadamente 10 días, los anestesiaba y les aplicaba una marca roja inodora en un sitio de la cara que no podían ver, como arriba de las cejas.
Al ponerlos nuevamente frente el espejo, los chimpancés marcados se tocaban la marca y se olían los dedos. Los simios que antes no habían sido expuestos a un espejo actuaron como si estuvieran viendo otro chimpancé. Los descubrimientos de Gallup han sido imitados en decenas de chimpancés y ampliados a otros grandes simios, más convincentemente en orangutanes. Otros investigadores han informado que los delfines, los elefantes y hasta las urracas pueden reconocerse en espejos. Sin embargo, muchos de estos informes no han sido repetidos y a menudo están limitados a solo un individuo.
Una segunda mirada
Sin embargo, estudio tras estudio han demostrado que los monos no se reconocen ellos mismos en espejos. Por ejemplo, Gallup crió dos macacos en presencia de un espejo durante 15 años. Aprendieron a ignorar al “otro mono” en el espejo, incluso cuando se aprovechaban de la imagen reflejada. “Si entrábamos a la habitación y veían nuestro reflejo, inmediatamente se daban vuelta para enfrentarnos directamente”, indica Gallup. “Pero no eran conscientes de la fuente o significado de lo que estaban viendo cuando se veían en el espejo”, explica.
En el estudio más reciente, el neurocientífico Neng Gong y su equipo de los Institutos de Ciencias Biológicas de Shangai, China, se preguntaron si se podía enseñar a los monos a que se reconocieran en el espejo. Su equipo contuvo a los macacos justo frente a un espejo y les enfocó la cara con un rayo láser de baja potencia, aunque aun así doloroso. Cuando los monos tocaban la fuente de irritación en su rostro, recibían comida como recompensa.
Luego de entre 12 y 38 días bajo este régimen, cinco de siete monos aprobaron una versión de la prueba de marca original de Gallup, usando el espejo para tocar una marca inodora aplicada en su cara. Con un espejo en sus jaulas, algunos de estos monos parecieron usarlo para explorar partes del cuerpo que de otra forma no podrían ver, indica el informe. Neng dice que los monos poseen el “hardware” neural del autorreconocimiento, “pero necesitan enseñanza apropiada para adquirir el 'software' para alcanzar el reconocimiento propio”.
Pero otros científicos se muestran escépticos. “Pienso que una interpretación mucho menos parsimoniosa es que los monos simplemente están haciendo lo que les enseñaron y forzaron a hacer luego de miles de ensayos”, considera Gallup. “Si se enseñara a alguien las respuestas correctas de una prueba de IQ y consecuentemente su calificación aumentara, ¿sería más inteligente?”, cuestiona. Diana Reiss, una psicóloga comparativa del Colegio Hunter, en la Ciudad de Nueva York, que participó de los estudios de autorreconocimiento con delfines y elefantes, traza una diferencia entre animales que usan un espejo espontáneamente y monos que lo hacen luego de capacitación extensiva.
El significado del comportamiento de cualquier animal frente a un espejo está aún más lleno de dificultades. Gong dice que es “difícil resolver” si los monos tienen conciencia propia. Gallup considera que el autorreconocimiento de los chimpancés en espejos es el principio de la conciencia propia y la habilidad para imaginar el estado mental y perspectivas de los demás, mientras que Reiss lo ve como “una propiedad emergente de los cerebros sofisticados”.
Otros científicos son más cautelosos. Una crítica a los estudios de autorreconocimiento de primates en espejos, publicada en 1999 en la revista Animal Behavior, afirma que las diferencias entre especies podrían deberse a las condiciones bajo las que fueron criadas, y que era prematuro especular sobre cómo se relaciona esta habilidad con otras habilidades cognitivas, como inferir el estado mental de otros. “La autoexploración en espejo”, concluyó sobriamente la crítica, “provee evidencia de autorreconocimiento en espejo”.