Los millones que convencen a los intendentes

Los millones que convencen a los intendentes

Los hechos concretos dicen que ocho diputados del Frente para la Victoria se sentaron en sus bancas y dieron el quórum que el oficialismo necesitaba para modificar el convenio colectivo de trabajo firmado por la Unión Personal de Juegos y Casinos (UPJyC) con las autoridades del casino oficial de la gestión anterior.

Con esta acción, aun votando en contra, los ocho del FpV sólo aceleraron el destino inexorable de ese convenio, que tarde o temprano sería aprobado. La cuestión a dilucidar es por qué la fractura.

Se ha dicho que tres de los ocho responden al intendente de San Martín, Jorge Omar Giménez; cuatro reportan a los hermanos sureños Omar y Emir Félix, y uno al intendente de Maipú Alejandro Bermejo.

Alguien dice que la presión más fuerte fue sobre los legisladores oriundos de San Martín y que hubo un acuerdo de los otros que responden a intendentes para no dejarlos solos. Para dar más argumentos a esa confesión discreta, hay quienes dicen que ese departamento es el que más necesita la llegada puntual de los recursos provinciales.

De todos lados se recuerda que el convenio se iba a ratificar con las modificaciones que impulsaba el oficialismo a la larga o a la corta.

Eso es cierto. La sucesión de sesiones especiales caídas por falta de quórum tiene salida constitucional: la cuarta puede hacerse con un tercio del total de los diputados, un número que el radicalismo alcanza solo.

Sin embargo, el gobernador Alfredo Cornejo no quería esperar a la semana que viene y dejó en evidencia la fractura peronista. Desde el fin de semana el oficialismo sabía que el socio díscolo del Frente Renovador y secretario general del Centro Empleados de Comercio, Guillermo Pereyra, no acompañaría; dicen que ni atendía las llamadas. La presión empezó a buscar a otros destinatarios.

En Casa de Gobierno cuentan que Cornejo deposita puntualmente cada peso que corresponde a los municipios y ha apoyado la llegada de obras nacionales a los territorios peronistas. Es más, aseguran que una de las comunas que ayer mandó a sus legisladores a dar quórum hasta ha juntado varios millones que guarda celosamente en plazo fijo.

Ésa no es la situación que vivían con Francisco Pérez. Por eso, en el entorno del Gobernador confían en que el paulatino orden de las cuentas les permitirá mantener las buenas relaciones con los intendentes: “¿Quién conduce el peronismo? ¿Los intendentes, los sindicatos estatales, o (Lucas) Ilardo?” se preguntan.

Más allá de la sorna, no es una pregunta menor y tal vez sea la explicación última de la foto del PJ fracturado. El peronismo vive una crisis de liderazgo sólo comparable a la que vivió tras la derrota de 1983 a manos de Raúl Alfonsín.

La supremacía de los intendentes está discutida por los que no tienen responsabilidades de gestión, aunque las tuvieron hasta diciembre y quieren recuperar protagonismo por vía de endurecer la oposición legislativa y hacer padecer a Cornejo lo mismo que el radicalismo hizo padecer a Pérez. Allí también están las solidaridades de quienes fueron legisladores en la gestión anterior y comieron del polvo de la derrota en la Legislatura.

En el escenario del peronismo también están los sectores más cercanos al kirchnerismo (donde revista el diputado Ilardo), que también empujan hacia esa oposición más dura que la de los intendentes. En este espacio K está la CTA de Gustavo Correa, espacio sindical donde revista UPJyC, el gremio firmante del convenio colectivo que ayer el oficialismo modificó en la Legislatura.

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