Y las esperanzas se renovaron con el triunfo de Nigeria. Victoria que se celebró en el tren desde Nizhny hasta San Petersburgo.
Un tren plagado de argentinos que nos habíamos quedado con el sabor amargo de la derrota ante Croacia.
Fueron 14 horas de viaje que cada cruce con un argentino era de catarsis, porque sin dudas la derrota contra los croatas había sido dura, pero los africanos nos dieron una vida más y por eso el viaje volvió a meternos en clima mundialista.
San Petersburgo es una ciudad increíble y no tiene desperdicio en ninguno de sus rincones. Claro, hay una razón, quizás es uno de los lugares más turísticos de Rusia.
En cada bar los televisores pasan los partidos de la jornada y la gente se junta a ver lo que nos reunió en este lugar del mundo, el evento más importante de todos los deportes.
Y acá juega Argentina en unos días y ya se ven muchas camisetas albicelestes. Las canciones argentinas se escuchan en bares y restaurantes donde haya color celeste y blanco.
Y llama la atención. Se prenden celulares filmando y retratando la pasión argentina, esa que va más allá de los límites, esa que nos hizo llegar a esta parte del mundo.
La cuenta regresiva comenzó. Hay que dar la vida el martes adentro y afuera de la cancha, y los argentinos van a estar presentes sin dudas.
