Los mendocinos consumen menos sal que la media de los argentinos. Según mediciones informales hechas en la provincia, el promedio diario de una persona aquí es de 9 gramos, mientras que a nivel nacional se habla de 11 gramos.
De todas formas no es para celebrar, ya que si bien podría decirse que se va por buen camino, la situación dista de ser la ideal. El consumo recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para evitar problemas de salud es de 5 gramos por día, un 62% menos de la sal que ingiere un mendocino promedio.
El dato local surge del área de Programas Preventivos, cuyo director, Gustavo Cívico, comentó que se hacen sondeos permanentes que permiten apreciar una tendencia decreciente en el consumo.
El abuso de sal es un mal hábito alimentario sobre el que se viene trabajando a nivel mundial y desde diferentes ámbitos, ya que el promedio de ingesta es similar al que se expresa en el país.
Este exceso es la principal causa de desarrollo de hipertensión (HTA), una enfermedad crónica asociada a otras no transmisibles, en particular aquellas de índole cardiovascular.
La HTA constituye la principal causa de muerte prematura y la segunda de discapacidad por enfermedades no transmisibles, como el infarto, los accidentes cerebrovasculares y las enfermedades renales, asegura en un informe la Federación Interamericana del Corazón Argentina (FIC).
Mendoza registra menos incidencia de HTA que a nivel nacional, aunque sin embargo tiene un alto impacto ya que afecta a 3 de cada 10 personas. La nutricionista Patricia Buteler, del programa de Prevención Cardiovascular, destacó que esto se vio reflejado en la última Encuesta Nacional de Factores de Riesgo.
Allí, la media nacional fue de 34,1% de la población afectada por esta patología, mientras que en la provincia el índice registrado fue un poco más bajo: 30,2%.
Otro dato alentador es que se ha apreciado en los últimos años una tendencia lenta al cambio de hábitos. Uno de los aspectos que más se cuestiona es la utilización del salero en la mesa, sobre lo cual han hecho hincapié las campañas desde hace años.
“Se viene comparando el dato de la cantidad de gente que le agrega sal a la comida sin haberla probado siquiera, solo porque tiene el salero en la mesa, y Mendoza viene haciendo punta en el país”, destacó Buteler. Este índice era de 18,1% en 2005 y se redujo a 12,3% en 2013 (la última medición).
Alimentación, la clave
Los especialistas destacan que la alimentación es un elemento fundamental en el desarrollo de la hipertensión, en su prevención y en su tratamiento. Por eso es allí donde apuntan las campañas de concientización.
Es que pese a las mejoras se sigue consumiendo demasiada sal. De hecho, Buteler dijo que la OMS había fijado para 2020 el objetivo de llegar a los 5 gramos por persona y subrayó que claramente no se va a alcanzar.
El cardiólogo Ariel Baigorria tiene una percepción de primera mano: aseguró que no aprecia una disminución en el consumo. "El tratamiento tienen tres patas: prevención, medidas higiénicas (buen peso, comer con poca sal) y actividad física", pero sostuvo que "los pacientes suelen escudarse en la medicación solamente y consideran que comen medianamente bien", aunque no es así.
En definitiva, consideró que pese a la medicación, el principal problema del tratamiento en pacientes con HTA es que “fallan las otras dos patas”.
Para Baigorria, la mayor dificultad es que “es una cuestión cultural, nos acostumbramos desde chicos a comer con sal, más en Mendoza por el iodo” (que aporta). Por otra parte, señaló que es muy difícil adaptarse a comer sin sal, “pero en tres semanas se acostumbra el paladar, por eso la clave está en educar a los niños a comer con menos sal”.
Recomendó preferir alimentos poco industrializados, que son los que están en la periferia del supermercado, ya en el centro están las galletitas, los snacks y los productos elaborados en general.
“La mayoría del sodio que se consume habitualmente proviene de los alimentos procesados o industrializados, en los que los consumidores no tienen participación ni conocimiento sobre la cantidad de sal agregada”, sostiene la FIC.
Su informe le pone números a la magnitud del impacto: “En nuestro país se calcula que entre el 65% y el 70% de la sal que se consume proviene de dichos alimentos”. En definitiva, hay que apostar por más frutas, verduras y alimentos naturales en la dieta.
Pese a este escenario, Buteler se mostró optimista al señalar que si bien no se alcanzarán las expectativas de la OMS, África es el lugar donde se han logrado mayores mejoras y en segunda instancia, la Argentina.
Hay cada vez mas jóvenes hipertensos
Lo que aprecian quienes trabajan en el tema es que la HTA aparece cada vez en personas más jóvenes. El director de Programas Preventivos, Gustavo Cívico, dijo que se ven más casos en torno a los 30 años, cuando hace tiempo la edad habitual de inicio se centraba en torno a los 50 ó 60 años, y luego bajó a 40. Esto guarda mucha relación con el tipo de alimentos que eligen los más jóvenes.
A José Luis Soto (36) se le declaró hipertensión hace tres meses. Contó que antes comía con bastante sal pero ahora no le quedó más opción que acostumbrarse a comer con poca o nada.
“Aunque dicen que es asintomática, cuando se me sube la presión siento cosquilleo en la nuca y dolor ahí, malestar en la boca del estómago y una especie de nudo en la garganta. Me pasa por alguna rabieta, por cuestiones emocionales o desórdenes de la alimentación”.
Agregó que ahora tiene que cuidarse mucho con las comidas: “Me dijeron que redujera el consumo de pan, las galletas y grisines tienen que ser sin sal, y la cantidad diaria debe ser la medida del blister de una pastilla. El problema es cuando salís a comer, porque no te preparan especialmente la comida”.
Recomendaciones
El Ministerio de Salud de la Nación recomienda a la población mejorar los hábitos y evitar el consumo excesivo de sal.
Algunas prácticas, como aumentar el consumo de alimentos naturales y preparados en el hogar, reducir el uso de sal en la cocción, reemplazar la sal por otras especias y hierbas para condimentar, y evitar el salero en la mesa mejoran la salud y previenen enfermedades.
A su vez, se aconseja evitar agregar sal en la preparación de alimentos para bebés, niños y niñas con el objetivo de que el paladar de los más chicos se adapte al reconocimiento de los sabores naturales de los alimentos.