El papa Francisco, amante de la pizza y de varios postres argentinos, engordó y deberá seguir un régimen, según los medios de comunicación italianos, que citan a sus médicos.
Aquellos que lo conocían antes de su elección a la silla de San Pedro en 2013 notaron su aumento de peso, a causa esencialmente de un régimen más calórico y la falta de ejercicio. Este estilo de vida contrasta con su día a día más austero durante su etapa en Buenos Aires, su ciudad natal.
Según los medios italianos, los médicos del papa, de 78 años, le han recomendado comer menos pasta para perder algunos kilos y aliviar así los dolores de una ciática, que padece habitualmente. Asimismo, también cuenta con recurrentes problemas de espalda y cojea levemente.
En una reciente entrevista a la televisión mexicana, Francisco había asegurado que su mayor deseo sería poder escaparse del Vaticano, un mundo especialmente cerrado, para pasearse por Roma y comer una pizza.
Elisabetta Piqué, autora argentina de un biografía sobre Bergoglio, "Francisco. Vida y revolución", estima que este aumento de peso se debe principalmente a la falta de ejercicio y no al estrés vinculado a su cargo.
"No es un gran comilón", aseguró Piqué, para quien una de las razones de este aumento es que "no puede caminar como lo hacía en Buenos Aires". "Se puede ver que está lleno de energía y que, básicamente, su salud es muy buena", añadió.
Un chef de la guardia suiza reveló también en un libro de recetas publicado recientemente que al pontífice le gusta especialmente el dulce de leche.