Cuando las celebridades y la ciencia colidan, los efectos pueden ser nocivos. El caso más reciente se produjo la semana pasada cuando el Festival de Cine de Tribeca retiró de su programa un documental de un antiguo médico desacreditado cuya investigación de la conexión entre las vacunas y el autismo ha sido ridiculizada. Luego que el cofundador del festival Robert De Niro defendió inicialmente la inclusión del filme, Tribeca, ante el clamor de médicos y expertos, lo retiró.
La película, "Vaxxed: From Cover-Up to Catastrophe", es dirigida por Andrew Wakefield, un exgastroenterólogo británico que perdió su licencia médica en el 2010. La revista médica británica BMJ calificó el estudio de Wakefield que vincula las vacunas con el autismo - y que fue retractado por la publicación médica Lancet - como un "fraude elaborado".
Investigaciones científicas han hallado consistentemente que la vacuna MMR (contra el sarampión, paperas y rubeola) es segura y no está vinculada con el autismo. Los casos de sarampión, en cambio, se han incrementado en años recientes, infectando en gran medida a personas no vacunadas.
De Niro reconoció que él personalmente eligió la película para el festival, algo que nunca antes había hecho.
"Mi intención con la presentación de este filme era proporcionar una oportunidad de diálogo en torno a un tema que es profundamente personal para mí y para mi familia", dijo De Niro, quien tiene un hijo de 18 años con autismo con su esposa Grace Hightower De Niro.
Nadie puede cuestionar que se trate de un asunto personal para De Niro. Pero el Festival de Cine de Tribeca, cuya 15ta edición se inaugura el 13 de abril, es un evento extremadamente público. Cuando la noticia de que el documental fue seleccionado se diseminó, los expertos en enfermedades se preocuparon de que el festival le esté prestando su megáfono al trabajo de un doctor desacreditado.
Michael Specter, redactor de la revista New Yorker y experto en temas médicos, dijo que era "un escándalo" para el festival, y comparó el film de Wakefield con que "Leni Riefenstahl haga una cinta sobre el Tercer Reich".
Este es el caso más reciente en que la comunidad médica se ve obligada a combatir la influencia de una celebridad para promover una ciencia cuestionable. En particular han importunado con interrogantes sobre la vacunación, comenzando con la campaña de la modelo y presentadora de televisión Jenny McCarthy.
"Las celebridades han tenido un impacto exagerado sobre el entendimiento que tiene el público de los riesgos de las vacunas", dijo Arthur L. Caplan, director de la División de Ética Médica en la Universidad de Nueva York. "No quiero sobreactuar; la mayoría de la gente se vacuna. No es que hordas de personas estén escuchando a Jenny McCarthy y diciendo, 'olvídense de la Asociación Estadounidense de Pediatría, yo le hago caso a la exconejita de Playboy'''.
Jim Carrey y Rob Schneider también se han pronunciado contra las vacunas, al igual que algunos políticos. En un debate del Partido Republicano el año pasado, Donald Trump, mientras decía que los apoyaba, habló de un niño de 2 años que desarrolló autismo tras recibir una vacuna.
Wakefield ha prometido seguir promoviendo su filme. Dijo que el percance en el Festival de Cine de Tribeca era "otro ejemplo del poder de los intereses corporativos de censurar la libertad de expresión, el arte y la verdad".
Steven Silberman, autor de "NeuroTribes: The Legacy of Autism and the Future of Neurodiversity", cree que los alegatos de quienes están en contra de las vacunas se basan en un malentendido. El autismo no es una aberración histórica, dijo, ha sido parte de la humanidad pero ha sido menos diagnosticado.
"Siento un respeto tremendo por Robert De Niro y una gran compasión por su interés de dar pie a una conversación sobre la condición de su hijo", dijo Silberman. "El problema es que si hablamos de las vacunas, estamos hablando del tema equivocado. Deberíamos hablar de cómo debemos proporcionarle a personas como el hijo de Robert De Niro un futuro mejor, uno en el que puedan vivir de manera más independiente, tener acceso al apoyo y los recursos que necesitan, y tener la oportunidad de ganarse la vida".
Cada vez más los médicos se encuentran luchando con la atención que reciben las celebridades al hablar de temas de salud y medicina, pues sus plataformas públicas tienen mucho más alcance que las revistas médicas. Los famosos también son buscados como portavoces de nuevos medicamentos, lo que ofusca su papel. Desde que Milton Berle promovió en los años 50 un antidepresivo llamado Miltown, otras celebridades han sido voceros prominentes: Jack Nicklaus de un medicamento para la presión arterial, Brooke Shields de un tratamiento para las pestañas, Sally Field de una medicina para la osteoporosis.
Su influencia puede ser considerable, a veces para bien. Luego que la presentadora Katie Couric se hizo una colonoscopia en vivo en el programa "Today" en el 2000, se registró un incremento de colonoscopias de más de 20% en el país.
Pero a menudo, los consejos de salud de las celebridades, con todas sus buenas intenciones, podrían incluir su propia advertencia médica.
La estrella de realities Kristin Cavallari (quien también se ha pronunciado contra las vacunas) causó furor recientemente cuando le dio a la revista People una receta de fórmula para bebé hecha con leche de cabra. La revista la publicó en su edición en línea bajo "Ideas maravillosas" antes de retirarla. (La Academia Estadounidense de Pediatría recomienda la lactancia materna los primeros seis meses de vida y advierte que las fórmulas caseras son peligrosas para los infantes).
"Es parte del impacto general que las celebridades tienen sobre la salud", dijo Caplan. "Gwyneth Paltrow ciertamente está emitiendo un incesante chorro de aire caliente sobre muchas prácticas sanitarias, desde limpieza de colon hasta quién sabe qué. Es una batalla constante tratar de corregir ideas erróneas".