En Escocia, el partido independentista SNP ganó 63 de las 129 bancas en juego, donde los laboristas cayeron a la tercera posición, con 24 bancas, por detrás de los conservadores (31), en esta región del norte de fuerte tradición obrera y contestataria donde habían sido hegemónicos hasta hace poco.
Pero respecto a las elecciones de 2011, los nacionalistas perdieron seis bancas, los conservadores ganaron 16 y los laboristas, que no dejan de perder influencia desde que apoyaron al unionismo en el referéndum de independencia de 2014, cedieron 13.
La gran ganadora de los comicios escoceses fue la atípica líder conservadora Ruth Davidson, que combina elocuencia con simpatía, que nunca ocultó su homosexualidad y que, en resumen, trasciende las posiciones de su partido.
El SNP ha prometido reclamar un nuevo referéndum de independencia si, el 23 de junio, día del referéndum sobre la Unión Europea, Escocia vota a favor de quedarse pero la salida triunfa en el conjunto del país.
También se celebraron elecciones regionales en Gales e Irlanda del Norte. En Gales ganaron los laboristas, sin mayoría absoluta, y el UKIP, el partido antieuropeo de Nigel Farage, logró 7 bancas en la Asamblea.