La Amazonía está en llamas y las redes sociales hierven por denuncias contra la política ambiental del presidente de Brasil, el ultraderechista Jair Bolsonaro, que sospecha, sin embargo, que muchos incendios pudieron ser provocados por ONGs en "guerra" contra su gobierno.
"Puede estar habiendo, sí, puede, no lo estoy afirmando, una acción criminal de esos 'oenegeros' para llamar la atención contra mi persona, contra el gobierno de Brasil. Esa es la guerra que estamos enfrentando", dijo Bolsonaro en Brasilia.
En Twitter, el hashtag #PrayforAmazonas (reza por la Amazonía) fue la primera tendencia mundial buena parte del miércoles, muchos críticos de Bolsonaro, un escéptico del calentamiento global, o preocupados por las implicaciones planetarias de de los incendios.
En la era de las noticias falsas, las fotos reales de los incendios se mezclaron además con imágenes distorsionadas y datos sin sustento.
Entre enero y el 19 de agosto se han registrado 72.843 focos de incendios forestales en Brasil, un 83% más que en el mismo período del año pasado, según el Programa de Quemas del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE).
Los incendios en la Amazonia se deben a las quemas provocadas para deforestar un terreno, con el objetivo de convertirlo en área de pastoreo, o para limpiar áreas ya deforestadas, generalmente en la temporada seca, que debe acabar dentro de dos meses.
Pero la causa del actual descontrol, según analistas, es el fuerte aumento de la deforestación: 2.254,8 km2 en julio, casi el cuádruple del mismo mes de 2018, según el INPE.
El ministro de Medio Ambiente, Ricardo Salles, sostiene que los vientos fuertes fueron los causantes del fenómeno.
"Tiempo seco, viento y calor hicieron que los incendios aumentasen mucho en todo el país", señaló Salles en su cuenta de Twitter, anunciando el envío de brigadistas para contener los incendios.
Bolsonaro promueve desde su llegada al poder la apertura de reservas indígenas y de áreas protegidas a actividades agropecuarias y de minería.
Pero su discurso generó resistencias incluso en sectores económicos, preocupados por eventuales medidas de cierre de mercados en Europa.
Para Antonio Carlos Magalhaes Neto, alcalde de Salvador, Brasil seguirá liderando la lucha contra el cambio climático, más allá del "discurso" del presidente brasileño.
"Tengo esperanza de que el gobierno federal no asuma una postura radical o exagerada para desconstruir esa agenda (ambientalista) tan importante. Si el camino es ese, que espero que no sea, pero si el camino es ese vamos a tener fuerzas políticas en el país que van a enfrentarlas", dijo el alcalde a la AFP.
Los ambientalistas son pesimistas
"La Amazonía en llamas y ellos hablando de financiamiento climático", denunció Thais Vinhas, de la fundación Terra Mirim, en alusión a la discusiones que se producirán hasta el viernes en Salvador para lograr mayor financiamiento a la lucha contra los efectos del calentamiento global.
Por la tarde, en el pintoresco centro histórico de Salvador activistas volvieron hacer sentir su voz.
"Estamos sufriendo las consecuencias de un gobierno que no cree en la ciencia, Brasil está en un retroceso ambiental", dijo a la AFP Suelita Rocker de la ONG 350.0rg.
Para la ambientalista, Bolsonaro busca desprestigiarlos para ganar poder y llevar adelante su plan productivo, de espaldas al cuidado del medioambiente.