Ni bien se quedan los dos hermanos solos en un cuarto, uno de ellos llora. Hay motivos más que suficientes para las peleas entre hermanos: uno quiere estar tranquilo, el otro quiere jugar. O los dos quieren el mismo juguete. La regla para los padres es que, cuanto más pequeños son los niños, más deben intervenir.
Los padres pueden enseñarles a sus hijos cómo se solucionan los conflictos. Lo importante no es establecer sólo las reglas, sino hablar. Para eso se necesita tiempo y tranquilidad. Si los niños logran solucionar solos el conflicto, al menos en parte, los padres deben elogiarlos. Sin embargo, es necesario reaccionar rápidamente cuando la pelea se vuelve física o se insultan con dureza.
En el caso de los niños más pequeños, muchas veces ayudan soluciones más prácticas. Si se pelean por un juguete, se puede acordar un tiempo de uso. Los padres pueden fijar junto a los hijos un horario con el reloj de cocina: cuando suena, hay que darle el juguete al otro.
En el caso de los niños más grandes ayuda crear algunas zonas "libres de hermanos". Los hermanos mayores no tienen por qué integrar siempre a los más pequeños, sobre todo cuando reciben la visita de amigos: en ese caso, los padres deben ocuparse de los más pequeños y darles a los mayores la oportunidad de jugar con sus pares.
Los hermanos sean unidos: claves para intervenir en las peleas
Se pelean, se gritan, se golpean... los hermanos encuentran siempre la manera de enojarse. Aquí consejos sencillos para un problema común.
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