“Los hermanos sean unidos porque esa es la ley primera”, reza el Martín Fierro de José Hernández en uno de sus capítulos. Diego y Sebastián Piozzini tomaron el consejo al pie de la letra y decidieron tomar las riendas del “Operativo Retorno” de Andes Talleres Sport Club desde adentro de la cancha.
Uno es Diego, 31 años, Director Técnico del equipo de Primera División y coordinador de la escuelita de fútbol de la institución, quien cumplió uno de los sueños de su vida. Continuar con el legado del “Flaco” Alberto Palacios y ser DT de la Primera de Andes Talleres. Debutó el 20 de setiembre pasado, en la derrota (2-3) frente a Algarrobal.
El otro, Sebastián Piozzini, 27 años, mediocampista, ex Rampla Juniors de Uruguay y Estudiantes de La Plata, entre otros, volvió a jugar al fútbol el 26 de setiembre pasado después de un año y medio de inactividad.
¿Qué sucedió? Se lesionó antes del inicio del Torneo del Interior 2014. “Se me deshilachó el ligamento cruzado de la rodilla y jugando los partidos se me terminó de romper.
Jugué todo el torneo infiltrado. Por temas de trabajo demoré en operarme y lo hice hace aproximadamente 9 meses”. Su regreso coincidió con la primera de las victorias 5-0 que hacen ilusionar al Matador. Fue ante Mayor Drummond. “Me sentí bien, al principio con un poco de miedo. Por suerte se dio un partido lindo, para disfrutarlo”.
Ambos coinciden en que el momento de crisis que atraviesa Andes Talleres los movilizó para dar una mano en el “operativo retorno” del Matador. “Por eso volví, sino no creo que ahora estuviese jugando al fútbol. Primero con mi hermano entramos como dirigentes o colaboradores. Después, empecé a entrenar, a sentirme bien, me sentí cómodo en el grupo y me empecé a meter. Siempre con la intención de sumar para el club”, cuenta Sebastián.
Por su parte, en la misma sintonía, Diego no duda en afirmar que quieren mucho al club. “La situación por la que atraviesa el club nos tocó el corazón. Aparte de lo que hacemos en Infantiles, integraba la Comisión y fue muy duro, no se podía salir del pozo. Así que cuando se dio la propuesta de dirigir al plantel de Primera no lo dudé por lo que uno quiere al club y, lamentablemente, teníamos que meter mano. De a poco vamos saliendo”, sostiene.
Y sobre las causas del presente, no tiene dudas: “Hemos tenido mucha mala fortuna. En un mes y medio prácticamente bajamos cuatro categorías. Del partido con San Martín de Rodeo al partido con Luján por la Liga no pasó ni un mes y medio. Y si te ponés a pensar no ascendimos por penales y por un gol nos fuimos a la B. Son problemas que de a poco se van superando”.
“Fue un golpe fuerte. Faltaba meter un par de partidos y cambiarle el ánimo al grupo. Con la llegada de Diego cambió la predisposición y el humor del grupo, dice Sebastián, quien debutó en la primera de Talleres con tan sólo 15 años.
Diego coincide en que la llegada de algunos jugadores de experiencia como Diego Estrada, Damián Cubisino y su hermano vino como anillo al dedo.
“La Primera B es una categoría muy dura. No se lo deseo a nadie. Uno está en un club con historia y que no merece ir a las canchas que te toca ir. Pero es el lugar donde está Talleres y el objetivo es volver a la A, no pensar más allá. A su vez, se hace competitiva porque todo se hace muy parejo y todos quieren ganarle a Talleres. Por eso es que necesitábamos jugadores con experiencia. Igual, trato de inculcarles que jueguen al fútbol. La categoría es complicada, pero más lo es si no se propone jugar al fútbol".
Antes de posar para foto con las casacas del Matador, ambos coinciden en afirmar que Guaymallén, Algarrobal y Boca de Bermejo son los rivales con los que competirán por los dos ascensos a Primera División que otorga el torneo. Y el DT aporta un dato clave: “tenemos la fortuna que esos tres equipos tienen que venir a Talleres en esta segunda rueda, donde nosotros tenemos que hacernos sentir jugando al fútbol”.
Diego y Sebastián Piozzini, dos hermanos unidos por una cuestión de sangre azulgrana. Y de otra manera no podía ser. Porque su papá Alberto, siempre acompañó al equipo más allá de la categoría. El plan retorno los tiene como abanderados. La identificación con la camiseta es clave para el desafío.