Los “grammar nazi”: una cruzada a pluma y espada

En los últimos años, la mala ortografía se generalizó, por lo que no es de extrañar que hayan resurgido los “superhéroes” de la escritura.

Los “grammar nazi”: una cruzada a pluma y espada
Los “grammar nazi”: una cruzada a pluma y espada

Existen personas que comentan publicaciones en Facebook afirmando que "les duelen los ojos" al leer tantos errores ortográficos de sus amigos virtuales. También hay quienes dicen querer regalar diccionarios por doquier. Es archiconocido el "meme" en el que Sheldon Cooper ("The Big Bang Theory") afirma que las faltas de ortografía "asustan a las personas". Si algo nos enseñó este personaje es que escribir bien "es un acto de solidaridad con los ojos de los demás". Pero también él representa la mejor caracterización de los "grammar nazi".

Es un concepto que lleva varios años dando vuelta en las redes sociales y que cada vez toma más vigencia. A ellos "los errores ortográficos de los demás les generan ansiedad y necesitan corregirlos", dice la psicóloga Laura Giménez. 

El uso incorrecto de tildes, "zetas", "eses", "ces" o "haches" representan toda una pesadilla para los "nazis de la gramática", quienes, como buenos amantes del buen uso del español, corrigen todo error ortográfico y gramatical que se les cruce. A veces con sutileza y amabilidad; otras, con burla, sarcasmo o intolerancia. "Corregir a una persona por un error cometido en las redes sociales es un acto de colaboración para que reconozca la equivocación y aprenda, pero no siempre es tomada de esa forma". 

Abundan en las redes sociales comentarios que hostigan a aquellos que no tienen buena ortografía y continuamente reinciden en el error, a pesar de las correcciones.

"Saber utilizar las reglas ortográficas y gramaticales es una gran ventaja, ya que escribir bien es también una forma de presentarnos ante los demás". Un error (¡horror!) en las redes sociales puede afectar nuestra imagen y lo que se esperaba de nosotros, y esta imagen se ve más perjudicada cuando un "Grammar Nazi" nos corrige con sermones por la falta cometida o por las veces que nos ha dicho que no cometamos dicho error.

Reincidir en el mal uso de las reglas ortográficas puede significar un arsenal de ataques en las redes sociales, ya sea de manera privada o pública, en las que estamos completamente al desnudo.

Ser Grammar Nazi "no es malo; todo lo contrario, habla de una persona comprometida en el buen manejo de la ortografía y gramática. El tema es cuando, al corregir, lo hace con aires de superioridad, señalando la ignorancia de otra persona para quedar como un experto", dice la profesional. Un dato interesante es que esta manía de criticar la escritura ajena refuerza su propio ego, corriendo el riesgo de dañar a otros a la hora de reprenderlos. Asimismo, se transforman en "bichos raros" a los que amigos y familiares temen escribir por miedo a cometer algún error.

Otra perspectiva nos la da la profesora de Lengua y Literatura Ángela Acosta, quien afirma que tanto "hablar como escribir bien es una habilidad que se refuerza con la práctica constante en el ejercicio de la lectura y la oralidad". La buena gramática y ortografía "es una responsabilidad personal, por lo que  cada uno debe comprometerse en la tarea de mejorar día a día" y, si estamos dispuestos a colaborar con otros a que mejoren su expresión escrita, "lo ideal es hacerlo con respeto y empatía", agrega la psicóloga.

Esta patrulla de control está en las redes sociales, pero también en los mensajes de WhatsApp, las anotaciones caseras, las listas de compras, las charlas entre amigos y, según Giménez, "la ciencia afirma que suelen tener poca tolerancia y problemas de socialización". O sea: son más introvertidos y poco amables a la hora de alertar sobre una falta gramatical. 

Como un salvavidas en medio del océano de la escritura, Facebook implementó un autocorrector en su lucha para evitar tanto crimen y sangre en los ojos. Esta función permite escribir textos correctos y sin errores. Y, al ser Internet un medio fuertemente escrito, es importante considerar mejorar la calidad de lo que se escribe y comparte, “ya que cada publicación habla de nosotros y así como enamoran, también desenamoran”, cierra la docente.

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