Los gobernadores peronistas desconfían de Cristina

Pérez debió reencauzar la relación con YPF presionado por necesidades financieras. Impulsado por Mazzón, Scioli recibió a De la Sota, Gioja e Insfrán para hablar del temor a que la Rosada beneficie a Macri. Creen que hay que unir al PJ y convencer a Massa

Los gobernadores peronistas desconfían de Cristina
Los gobernadores peronistas desconfían de Cristina

La relación de la Casa Rosada con las provincias controladas por el PJ no pasa por su mejor momento, pese a los intentos comunicacionales para decir que todo está bien.

Los gobernadores no están conformes por el deterioro de la economía y, sobre todo, porque en el Gobierno central sólo hay intenciones de trasladar a sus distritos el ajuste que el ministro Axel Kicillof se niega a hacer en las cuentas nacionales.

La pelea con los "buitres" que resucitó la épica del ultra-kirchnerismo ya tiene como víctimas directas a los propios gobernadores, peronistas y no peronistas, que se quedaron sin posibilidad de salir al mercado a colocar deuda -estaban calculados unos 2.500 millones de pesos en el segundo semestre- para financiar sus cuentas.

Además, deben mendigar la llegada de recursos nacionales que se les escatiman tanto por razones políticas como financieras.

El caso del mendocino Francisco "Paco" Pérez es paradigmático, pero no es el único que tiene relaciones controvertidas con la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, pese a haber sido un buen subordinado durante dos años y medio, como le gusta a la jefa de Estado.

La confesión que Pérez hizo a Los Andes en su edición dominical "quizás la Presidenta esté un poco enojada conmigo", grafica bien el tinglado por el que deben transitar los gobernadores de provincias que, como Mendoza, deben congraciarse con los funcionarios nacionales para poder gestionar las necesidades de sus habitantes.

Del humor de la Presidenta, que no toleró que Pérez "hiciera tribuna" hablando mal del borrador de la ley de Hidrocarburos que escribió Miguel Galuccio (CEO de YPF), depende no sólo la suerte de Pérez sino la de toda una provincia empobrecida.

De ahí también la necesidad del Gobierno local de llegar a un acuerdo con Galuccio, no sólo por la ley petrolera (de la que se dice que hay un borrador que contempla los reclamos de los mandatarios, pero que ningún gobernador vio por ahora) sino por la necesidad de "caja".

Como anticipó Los Andes hace dos semanas, YPF y Pérez arreglaron en 150 millones de pesos la deuda por Ingresos Brutos, lo que en la práctica significa un perdón millonario en concepto de multas e intereses para la principal empresa del país pero dinero fresco para las alicaídas arcas mendocinas.

A esto viajó el lunes Galuccio a Mendoza y también a dejar en funcionamiento el pozo El Botellón, en Rivadavia, tras el acuerdo con la china Synopec para invertir 300 millones de dólares en diez años para extraer petróleo pesado en un yacimiento que estaba prácticamente abandonado.

Fue en este contexto que el jueves de la semana pasada, en La Plata, se produjo una cumbre, la de los gobernadores del PJ que apuestan por la continuidad del peronismo en 2015.

Junto al candidato presidencial y anfitrión Daniel Scioli estuvieron el titular del partido, el jujeño Eduardo Fellner; el sanjuanino José Luis Gioja y el formoseño Gildo Insfrán, además del cordobés José Manuel de la Sota que, a diferencia del resto, está claramente enfrentado con la Rosada y amaga con jugar como aliado de Sergio Massa, el principal dolor de cabeza del peronismo oficialista que ve con escozor cómo los votos justicialistas van camino a dividirse en 2015.

El otro participante de este encuentro fue el eterno operador del PJ, el mendocino Juan Carlos "Chueco" Mazzón, quien no oculta que pese a tener un despacho a pocos metros de Cristina Fernández, trabaja denodadamente por la candidatura de Scioli y anhela que Massa y el gobernador bonaerense puedan comulgar en un mismo espacio, algo impensado hoy por la negativa rotunda del líder del Frente Renovador.

Que el "Gallego" De la Sota haya estado invitado a esta cena se debió a la voluntad de Mazzón de que el PJ se reunifique para no quedar exiliado del poder desde 2015 a 2019.

Como De la Sota tiene una relación cordial con Scioli, y a su vez se posiciona como aliado de Massa, ocupó el centro de la mesa y se llevó el compromiso de acercar a las partes.

El cónclave fue filtrado a la opinión pública por el sitio La Política On Line el viernes, y el sábado fue tapa de los principales medios porteños.

Por supuesto que en este encuentro no se habló exclusivamente de las complicaciones de la economía (de las expectativas que muchos sectores alientan de una nueva devaluación, entre ellos varios gobernadores que buscan remedios para que las economías regionales dejen de agonizar).

Entre plato y plato, los mandatarios oficialistas exorcizaron delante del opositor De la Sota sus miedos a la estrategia de la presidenta Cristina Fernández, y de su alter ego Carlos Zannini, de favorecer el crecimiento de Mauricio Macri (PRO) y apostar, silenciosamente, a una derrota del PJ ortodoxo para que ningún otro dirigente peronista pueda absorberle el poder luego de las elecciones de 2015, como bien lo supo hacer su esposo, Néstor Kirchner, cuando heredó el poder de Eduardo Duhalde en 2003. Como sabemos, le bastaron dos años para que nadie más hablara en serio de "duhaldismo".

De la Sota llegó el pasado jueves a La Plata sabiendo mejor que nadie de lo que hablaba y con el presentimiento de lo que pasaría tres días después, el domingo, en su propio territorio.

Como sabemos, una alianza del PRO, la UCR y el juecismo le quitó la intendencia de Marcos Juárez al peronismo provincial.

Según contó De la Sota a sus pares, la Casa Rosada no hace otra cosa que impulsar desde las sombras esa UTE electoral para que en el segundo distrito electoral del país (que es Córdoba y no la Capital Federal) gane una alianza opositora de macristas y radicales en 2015, lo cual de ser así generará un nuevo terremoto en el malhadado Frente Amplio Unen.

Los decanos de los gobernadores peronistas y Scioli quedaron en seguir reuniéndose periódicamente para analizar las líneas de acción.

Más allá de que hoy todos creen que es imposible que Massa pueda aceptar la propuesta de jugar dentro del oficialismo, tanto De la Sota como sus pares K creen que es la única salida para que el PJ ortodoxo pueda subsistir.

El cordobés les dejó una advertencia: "Esto sólo puede funcionar si rompen con la Rosada", una jugada que -sabe- Scioli no puede ni quiere hacer.

Seguramente de esto se hablará este jueves en Mendoza, cuando Scioli aterrice con sus dos principales asesores económicos, Miguel Bein y Mario Blejer, a presentar su propuesta para el desarrollo de la Argentina (es la segunda ciudad elegida por "la ola naranja" para presentar la Fundación DAR que elabora el programa de gobierno de Scioli).

La reunión, destinada al empresariado local, será en el hotel Diplomatic y participarán Pérez, el vice Carlos Ciurca, y los intendentes del PJ, es decir la nueva conducción del justicialismo vernáculo.

En buena parte del peronismo mendocino, sobre todo en el sector Azul que responde a Mazzón, hay coincidencia en la necesidad de que el año que viene el peronismo no se divida en dos.

Pero en el massismo local todos dan por descontado que el Frente Renovador llevará su propio candidato y que "el peronismo mendocino recibirá un fuerte escarmiento en las urnas".

Por ahora, el único candidato que se anotó es el demócrata Jorge Difonso, intendente de San Carlos, alejado de la estructura del PD que decidió apostar por Macri.

Como una colcha confeccionada con retazos, los principales dirigentes del PJ van tejiendo pedazo a pedazo un 2015 que a priori se presenta complejo.

En esta elaboración, los gobernadores K, entre ellos Pérez, tendrán un papel determinante si es que quieren realmente conservar el poder.

No vaya a ser cosa que el temor a que la Casa Rosada apueste por Macri (para que ni Scioli ni Massa lleguen al sillón de Rivadavia y se queden muchos años) termine teniendo fundamentos y el fin de año de 2015 encuentre a todos parados en el rol más incómodo para un peronista de pura cepa: el de opositor.

Mario Fiore - mfiore@cimeco.com - Corresponsalía Buenos Aires

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