Científicos japoneses confirmaron que los perros expresan sus emociones a través de gestos faciales. Al igual que las personas, el mejor amigo del hombre transmite sentimientos como alegría o desconfianza mediante una gran variedad de movimientos en su cara.
Luego de grabar a perros y colocar marcas en distintas partes de su rostro, los investigadores pudieron confirmar que por ejemplo, al ver a su dueño, uno de los perros levantó la ceja izquierda, mientras que otro al encontrarse con un objeto que le resultaba extraño, contrajo una de sus orejas.
A QUÉ SE DEBEN LOS MOVIMIENTOS DE LAS DISTINTAS PARTES DE LA CARA
Los movimientos de las distintas partes del rostro del perro corresponden a las diferentes partes del cerebro que se activan, de acuerdo a las emociones producto de las circunstancias que esté viviendo el animal. En este sentido, la alegría del perro se asocia a movimientos en la parte derecha de su cara. Al ver a sus dueños mueven la cola hacia la derecha, mientras que lo hacen a la izquierda si se encuentran con un perro desconocido.
Según Miho Nagasawa, investigador del proyecto, los perros son animales muy sociales que expresan sus emociones a través de una abundante variedad de gestos faciales. Muchas de esas expresiones ya son conocidas por nosotros, que somos capaces de darnos cuenta cuando nuestro perro está atento, cuando tiene miedo o cuando está contento.
Además, otra investigación realizada por científicos de la Universidad Walden de Florida demostraron que luego de fotografiar a un pastor belga sometido a diversas emociones, se mostró las imágenes a diferentes voluntarios para ver si identificaban el estado emocional del animal. Según los resultados, un 88% logró identificar el sentimiento de alegría, un 45% la tristeza, mientras que un 37% el miedo. El sentimiento que más difícil de identificar fue el rechazo con un 13%.
Desde hace miles de años los humanos y los perros disfrutan mutuamente de la compañía. El estudio plantea que, en todo este tiempo, el hombre ha logrado desarrollar una empatía natural con los caninos.
OTROS GESTOS QUE EXPRESAN
Para todos los animales, las emociones tienen una alta eficacia biológica. Ellos conocen que estas son el lenguaje sin palabras que todo ser viviente puede entender.
Es a través de sus emociones que se comunican con nosotros y, en la medida en que podamos aprender y desarrollar nuestra sintonía emocional, la relación con ellos y con nuestros semejantes será más fuerte y mejor.
Una emoción es una reacción ante algún estímulo del entorno que manifiesta su grado de adaptación hacia el mismo. Sentimos emociones desde nuestro interior y lo manifestamos a través de comportamientos con el propósito de que, como animales sociales, nuestros congéneres puedan percibirlos y responder a ellos.
Los animales de compañía tienen dos tipos de cerebro: el reptiliano y el cerebro emocional. El reptiliano fue el primer cerebro en aparecer en todos los mamíferos y constituye el gestor y motor de nuestros instintos, allí se albergan todas las comportamientos que no se tienen que aprender y de los cuáles depende nuestra supervivencia como el alimentarnos, reproducirnos, protegernos, dormir, etc.
Tras años de evolución a partir de este cerebro, crece el cerebro emocional o límbico responsable de la voluntad, la memoria, la atención, los instintos sexuales y las respuestas emocionales. El cerebro límbico ocupa en el humano el 70 por ciento del total de la masa cerebral y en nuestros peludos el 90 por ciento.
De ahí su capacidad de compasión y empatía.
MASCOTAS Y NIÑOS SE ENTIENDEN
El cerebro de un niño de 4 años tiene formado en su totalidad el cerebro emocional, lo cual explica la fuerte empatía entre los pequeños y los animales, cuyo cerebro es completamente infantil.
Ambos muestran su sintonía emocional, es decir la habilidad de percibir, aceptar y expresar sus emociones.
Los niños, al igual que nuestros animales de compañía, fundamentan su comportamiento a partir de emociones como el placer, el miedo, compasión, alegría, tristeza, facilitando la educación emocional de los niños a través de didácticas con animales de compañía que presenta altas manifestaciones de sintonía.
Según expertos, la compasión se hace presente en niños y animales desde el momento que pueden ponerse en el papel de otro, interrumpir su mirada interior y enfocarse en el dolor de otro (empatía). Luego, a través de ese cerebro emocional y gracias a la educación del entorno puede dolerse, sufrir por el infortunio del doliente (piedad) e intentar mitigarlo (altruismo).
