En una reunión celebrada en San Diego, California, un unido grupo de genetistas develó los primeros resultados de un esfuerzo por secuenciar el genoma de 99 gatos domésticos. El trabajo beneficiará tanto a los humanos como a los felinos, dicen los investigadores, al mapear las mutaciones en las que subyacen condiciones que afectan a ambas especies, como el daño renal.
“Es un gran momento para trabajar en genoma de gatos”, dice William Murphy, un genetista de la Universidad de Texas A&M, en College Station, que participó del esfuerzo.
El desplome de los costos del secuenciado de ADN actualmente posibilita ejercer la genómica de forma barata; y la genómica de gatos, durante mucho tiempo subfinanciada en comparación con esfuerzos similares en perros, se está beneficiando, afirma. “Finalmente estamos en el punto en que podemos hacer todas las cosas que queríamos hacer hace 5 ó 10 años”, señala.
Se informó de la primera secuencia genómica de un gato (un abisinio llamado Cinnamon) en 2007. Pero la secuencia contenía lagunas y errores importantes, lo que retrasó los esfuerzos por mapear genes. Una versión de alta calidad del genoma de Cinnamon fue publicada hasta finales de 2014.
Los perros domésticos, mientras tanto, se han convertido en los consentidos de los genetistas: su genoma entero fue informado en 2005, y la secuencia ha sido mejorada continuamente. Se estima que se han descubierto cientos de genes que subyacen enfermedades y rasgos caninos, en comparación con apenas una docena de genes de gatos.
La discrepancia puede rastrearse a principios de 2000. Luego de completar el genoma humano, de ratas y ratones, los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos organizaron una comisión para decidir su próximo blanco; el genoma del perro fue seleccionado para secuenciado de alta calidad, mientras que los gatos fueron puestos a espera.
Eso sacó de quicio a algunos genetistas de gatos. “La verdad es que había más gente poderosa interesada en los perros”, dice Stephen O'Brien, director del Centro de Bioinformática Genómica Theodosius Dobzhansky, en San Petersburgo, Rusia, quien encabezó los esfuerzos iniciales del secuenciado de gatos.
Pero los investigadores caninos pudieron presentar un caso apremiante. Los perros mascota sufren de muchas de las mismas condiciones que los humanos, desde narcolepsia hasta artritis.
Y la naturaleza intensivamente endogámica de las razas de perros hacía relativamente fácil identificar genes causantes de enfermedades: dado que existe poca variación genética dentro de una raza particular, los genes que causan una enfermedad en individuos afectados resaltan.
Los perros también tenían otras ventajas. La existencia de clubes de criaderos, que mantienen los “estándares de raza” y que están llenos de entusiastas dueños de mascotas y cirujanos veterinarios, ayudaron a los genetistas de perros a reclutar sujetos de estudio.
“Dados los recursos que tuvieron, casi cada día descubrían nuevas enfermedades genéticas en las razas”, dice Niels Pedersen, un científico veterinario de la Universidad de California, en Davis.
“Me encantaría erradicar todas las enfermedades genéticas en las razas de gatos antes de terminar”, precisa.
De hecho, tanto los gatos como los perros aportan ideas sobre enfermedades humanas, incluyendo las asociadas con la vejez. En 2004, un equipo encabezado por la genetista Leslie Lyons, de la Universidad de Missouri, en Columbia (dueña de dos gatos hembra: Withers y Figaro) descubrió que mutaciones que causan la enfermedad renal poliquística (una causa importante de falla renal en individuos de más edad) ocurren en el mismo gen en humanos y los gatos.
Versiones felinas de diabetes Tipo 2, asma, atrofia retinal y numerosas condiciones tienen similitudes cercanas con enfermedades humanas. Los gatos también pueden infectarse con un virus estrechamente vinculado con el VIH y experimentar síntomas similares a los de la gente con sida.
Con la esperanza de acelerar el descubrimiento de genes relacionados con estas condiciones, Lyons lanzó el año pasado 99 Lives, la iniciativa para secuenciar el genoma de esos gatos, jocosamente situada en una página de Internet llamada Lyons' Den (La Guarida de Lyons). Lyons habló sobre este esfuerzo el 11 de enero durante la conferencia de Genoma de Plantas y Animales, realizada en San Diego.
El equipo de Lyons está improvisando financiamiento de donde puede encontrarlo. Los investigadores están pidiendo a dueños privados, criadores y hasta a compañías de alimentos de mascotas que donen los 7.500 dólares que se necesitan para secuenciar el genoma de un solo gato, que podría ser de uno de los donadores.
“Cualquier gato puede participar. Cualquier dueño puede participar”, afirma Lyons. Todos los datos se harán públicos luego que se publiquen los resultados.
Con el dinero recaudado hasta el momento, el equipo ha secuenciado el genoma de 56 gatos, incluyendo razas de fantasía como el de Birmania; gatos con enfermedades específicas, y un gatito que se llama Dragón y sus padres Ares y Marcus (la esperanza es usar el trío felino para reducir la base genética de los rasgos que comparten, como su rizado pelo plateado.
Hasta Robert Wayne, un genetista canino de la Universidad de California, en Los Ángeles, coincide en que el esfuerzo de Lyons es importante. “Espero que recaude el dinero para hacerlo”, afirma.
El conocimiento a partir de la genómica de gatos va más allá de las enfermedades. Razib Khan, un genetista evolutivo de la Universidad de California, en Davis, quiere usar secuencias genómicas para trazar la domesticación y diseminación de los gatos por todo el mundo, y para determinar qué tan distintos son genéticamente los gatos domésticos y los salvajes.
“Siempre está la duda: ¿realmente están domesticados?”, cuestiona. La publicación de 2014 que incluyó el genoma de Cinnamon ya identificó diferencias entre los gatos domésticos y los salvajes, incluyendo genes expresados en el cerebro que posiblemente están vinculados a la docilidad de (algunos) gatos de casa. “Los gatos salvajes le arañarán el trasero si se les acerca, mientras que los gatos domésticos se sientan en su falda”, señala O'Brien.
A Lyons también le entusiasma que la genómica ayude a los felinos. “Me encantaría erradicar todas las enfermedades genéticas en las razas de gatos antes de terminar”, dice.
El descubrimiento de su equipo de la causa de la enfermedad renal poliquística ha reducido su difusión entre los gatos persas, al sacar de la reserva de crianza a los gatos con dicha mutación.
Su laboratorio actualmente está desarrollando medicamentos que podrían tratar dicha condición terminal en los gatos, y tal vez en los humanos. Pero la salud humana no es la única meta, dice Pedersen. “Estoy en esto, y Leslie está en esto, por el bien de los gatos”, agrega.