Los funcionarios del PJ vaciaron sus despachos y se despidieron

La Casa de Gobierno lució vacía ayer a la tarde. Los pocos que había estaban preparando su ‘equipaje’. Nostalgia y autocrítica en la partida.

Los funcionarios del PJ vaciaron sus despachos y se despidieron

“Traeme el último café”, pidió con un dejo de nostalgia un ministro a quien fuera su mozo en estos cuatro años. Es que si bien el miércoles próximo es el último día en el que los funcionarios peronistas deberán ir a la Casa de Gobierno, casi todos hicieron sus ‘valijas’ ayer.

En un recorrido por los ocho pisos, este diario pudo observar el edificio prácticamente vacío, algunas personas llenando cajas para llevar sus cosas y las caras deprimidas de los pocos que había.

El día había estado marcado nuevamente por los masivos nombramientos publicados en el Boletín Oficial que garantizan trabajo a muchos que llegaron con Francisco Pérez a la gestión pública.

Desde el único ministro que estaba, o al menos que se vio ayer por la tarde, hasta la gente que trabaja en el sector de limpieza, comentaron que era un día “triste pero tranqui”.

Los testimonios recabados van desde los políticos, que apuntan que “el error de Paco fue no escuchar a nadie”, hasta los más sentimentales, que analizan la partida como un duelo. Pisos en los que no había nadie, otros en los que unas pocas personas sacaban bolsas con cosas para tirar y, en el sexto, el ministro de Tierras, Ambiente y Recursos Naturales, haciendo su ‘equipaje’.

Es que ahora, quienes no están en planta o son funcionarios, tienen que ver qué harán de sus vidas. Ahí también hay un varieté de testimonios: los que volverán a su profesión (como el propio Gobernador), los que aprovecharán para retomar alguna actividad olvidada, los que justo se jubilan y los que saldrán a buscar trabajo.

“Voy a retomar la docencia, porque además de licenciado en Ciencias Políticas soy maestro de primaria, y voy a rendir una materia que me queda para recibirme de abogado”, comentó Guillermo Elizalde, el ministro de Tierras.

Mientras contaba su futuro a Los Andes, el titular de la cartera que Alfredo Cornejo eliminó, preparaba sus cosas. “Yo voy a seguir trabajando para que Mendoza tenga el Plan de Ordenamiento Territorial. Tengo mucha esperanza en que salga. Ayer (por el jueves) lo invité a Cornejo al consejo provincial que se hizo y habló muy bien. Hay que ayudar, hay temas que no pueden no estar en la coyuntura”, reflexionó Elizalde, al tiempo que mostraba una yerbatera artesanal que le regalaron en Lavalle y ayer se llevó a su casa.

Unos pisos más abajo, estaba armando su bolsita la subsecretaria de Educación de la Dirección General de Escuelas. “Me llevo la planta (que estaba sobre su escritorio), los dos cuadros (uno de Pérez y otro de la Presidenta), las fotos de mi familia y un libro que me regaló una mujer del radicalismo y aún no he podido leer”, enumeró Mónica Soto. También contó que en la DGE se hicieron una ‘autodespedida’, que la transición de su área ha sido “muy buena” y que aunque era un día de duelo, su experiencia fue “fantástica”.

Como está próxima a jubilarse y tiene muchos días de vacaciones acumulados, lo primero que hará la funcionaria del área de María Inés Abrile de Vollmer será aprovecharlas. “En estos cuatro años trabajé 15 horas por día todos los días. Así que lo primero que voy a hacer es descansar. Soy de San Rafael y en estos meses estaré yendo y viniendo hasta que me salga la jubilación”, adelantó la mujer.

Mientras, otro de los poquísimos funcionarios que encontramos admitió que tendrá que salir a buscar trabajo. Es, justamente, el subsecretario de Trabajo, Mauricio Guzmán, el que cuenta eso.

Sobre cómo vivía el último día admitió que “con la nostalgia de que la gente confió en otro partido que no fue el nuestro. Aún así, después de ocho años, sacamos el 40%”, resaltó. Agregó: “Dejamos la función pública pero jamás la política”.

Son más de las 19 y no queda casi nadie. El Gobernador, sí, en el cuarto piso, junto a su asesor Félix González, Guzmán y el aún titular del IPV, Omar Parisi.

Otro ordenanza describe que “está todo tranquilo. La mañana fue más movida. Pero es un día triste porque uno se encariña y ahora se van”, mientras lava la taza en la que preparó el último café de vaya a saber cuál de los ministros.

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