Los fieles aportaron a la Iglesia $27 millones en el último año

Luego de que las autoridades eclesiásticas renunciarán al dinero que otorga el Estado, la institución insiste en que era un aporte mínimo.

Los fieles aportaron a la Iglesia $27 millones en el último año
Los fieles aportaron a la Iglesia $27 millones en el último año

El anuncio oficializado por las autoridades eclesiásticas a nivel nacional dio que hablar.

Luego de que el jefe de Gabinete, Marcos Peña, difundiera cuánto dinero aporta el Estado a la institución –y en el mismo contexto en que se dio la discusión legislativa sobre la legalización y despenalización del aborto, así  como también se inició con fuerza la campaña de separación de Iglesia del Estado y de apostasía– finalmente la Iglesia renunció al aporte estatal.

Tras hacer pública esta decisión, las autoridades religiosas centraron el foco en que el aporte estatal equivale sólo al 7% del presupuesto total que ejecuta, mientras que la enorme porción restante proviene de las distintas donaciones.

En 2017, la Iglesia mendocina recibió cerca de $ 27.000.000 de los fieles en calidad de donaciones frente a los $ 2.300.000 que recibió del Estado nacional (cerca de 8% del total). No obstante, en estos montos no se incluyen el movimiento económico de las parroquias, de Cáritas y de los colegios religiosos que tienen administraciones autónomas.


    Gustavo Rogé / Los Andes
Gustavo Rogé / Los Andes

"El Estado realiza tres aportes a la Iglesia en la actualidad. A los obispados les da un promedio de $ 40.000 mensuales; para becas a seminaristas otorga $ 3.500 (el costo de formación de cada uno es de $ 19.000, sin considerar el estudio), y para las 12 parroquias de frontera aporta $ 4.000 mensuales", detalló el obispo auxiliar de Mendoza, Marcelo Mazzitelli.

"Es falso que el Estado da un aporte por cada bautizado, es una información que ha hecho mucho daño y no tiene fundamento", aclaró Mazzitelli, quien también se refirió a la campaña de separación de Estado e Iglesia. "Esta campaña en la sociedad no tiene mucho sustento. Porque la separación está efectivizada desde la reforma de la Constitución en 1994. Es sana una respetuosa autonomía de la Iglesia y del Estado. De nuestra parte buscamos aportar a la construcción de la sociedad desde nuestra identidad", agregó.

Cómo se financia 

Salvo el porcentaje ya destacado (casi 8% en Mendoza en 2017) y que es el que aporta el Estado, el fuerte del financiamiento de la Iglesia está en los ingresos propios.

Se trata de fondos que corresponden a los aportes que hacen los fieles (limosnas incluidas), a colectas especiales, donaciones, ayudas de otras Iglesias y a proyectos específicos (a través de Kirche in Not o Adveniat). Incluso, hay quienes donan propiedades.

"La Iglesia se sostiene con los fondos de los propios católicos. Lo hacen a través de ofrendas, de los aportes de los colegios católicos y donaciones. Además, se está empezando a tener una previsibilidad a través de aportes con débito en tarjetas y demás. Acá está el desafío de lo que significa el renunciamiento gradual a los aportes del Estado: crear la conciencia en los fieles de generar en una manera de aporte que dé previsibilidad", indicó Mazzitelli, quien indicó que la mayoría de los ingresos con fuente en la propia Iglesia son aleatorios.


    Gustavo Rogé / Los Andes
Gustavo Rogé / Los Andes

En cuanto a las parroquias, en Mendoza hay 63 establecimientos y cada una tiene su propia administración encabezada por los consejos económicos parroquiales, conformados por los fieles. Cada una de ellas realiza también un aporte a la Administración diocesana. La asignación a los sacerdotes (que oscila entre los 4.000 y 5.000 pesos mensuales) parte de cada comunidad y respeta los máximos y mínimos fijados por el Arzobispado.

Sobre el renunciamiento a la ayuda estatal, Mazzitelli destacó que se hará de forma gradual y que precisamente está en debate la forma en que se efectivizará. "Frente al presupuesto total, el aporte del Estado es un 7%. El aporte total que hace el Estado es de 174 millones de pesos anuales. Es una ayuda, pero no se nos hace imposible suplirlo", insistió.

Consultado sobre un hipotético quiebre social entre Estado e Iglesia, Marcelo Mazzitelli prefirió ser cauto. "Es una dialéctica en la que no me gusta entrar. La relación entre Iglesia y Estado debe ser de colaboración para construir la sociedad que queremos", dijo. 

"El debate del aborto derivó en rechazo a la Iglesia. Es otro error: la Iglesia no frenó esa ley que lamentablemente era dolorosa. Fue la sociedad, que va más allá de lo religioso", sintetizó.

Casi el doble de asistencia en los barrios que en 2017

La asistencia de Cáritas (alianza humanitaria internacional dependiente de la Iglesia católica) entre las familias más vulnerables no está contemplada en el cálculo de casi $ 27.000.000 aportados por los fieles a la Iglesia mendocina en 2017.

Según los números de este programa eclesiástico, hasta agosto de este año se había dado asistencia económica y social –por medio de las distintas colectas– a 5.140 familias mendocinas, integradas por 20.562 personas. 

En todo el año 2017 se había dado contención a 3.342 familias (13.368 personas).

"Se habla mucho del aporte del Estado a la Iglesia; pero no se dice lo que la Iglesia aporta al Estado. Sobre todo en la dimensión social y en un país con 30% de pobreza", destacó Mazzitelli, quien también ponderó el rol de los colegios dependientes de la curia. "Algunos colegios de educación pública y gestión privada reciben aportes para pagar los sueldos solamente del personal docente", explicó.

"Sin embargo, en el caso de nuestro colegios que reciben aportes, todos los edificios y el personal necesario que no está en planta es solventado por fondos propios. Hay que tener en cuenta la función social que desempeñan estos colegios", destacó el obispo.

El origen del aporte 

Los fondos que destina el Estado nacional a la Iglesia católica argentina tienen su origen histórico y datan del siglo XIX.

En aquella época, siendo Bernardino Rivadavia ministro de Gobierno de Martín Rodríguez, expropió numerosos inmuebles de la Iglesia sin pagar nada a cambio y quedaron en manos del Estado. Y en 1823 se abolieron los diezmos y atenciones que destinaban los fieles. Estas dos situaciones llevaron a que el propio Estado asumiera la responsabilidad de cubrir esos fondos y otorgar una reparación por lo expropiado.

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