Mendoza, aunque los que pueblan los shopping en el paseo de fin de semana no lo registren, es una plaza muy fuerte de teatro. Y tiene historia; una importante, señera, de vanguardia. La obra que hoy y mañana vuelve al escenario, de la mano del Elenco de la UNCuyo, dirigido por Fernando Mancuso, tiene la misión de recordárnoslo; además de ser un espectáculo que se defiende en escena con la dramaturgia inoxidable y magistral de Fernando Lorenzo y Alberto Rodríguez (h).
"Los establos de su majestad" fue, en la época de su estreno y a través del tiempo, un suceso trascendente que dejó huella e identidad en la escena local. Tanto es así que los investigadores teatrales de la provincia, como Graciela de Díaz Araujo, han escrito largos ensayos sobre ella.
La trama hace pie en la Conquista del Desierto que emprendió la afiebrada intención exterminadora de Roca, y lo interesante de esta escritura escénica es que, para trazarla, Lorenzo y Rodríguez (h) acudieron al Archivo General de la Nación. Así: poder, clases dominantes, luchas populares -temas tan universales que se discuten hoy mismo- son materia narrativa y dramática de esta puesta, que además recurre a la composición musical de Fernando Ballesteros para los siete interludios cantados, con textos del libreto original, que se estrenan en esta versión.
Lo que tenemos que recordar
"Los establos..." es, además de un espectáculo, un homenaje. Una necesidad de "hablarnos" en estos tiempos de ausencia empática respecto a los otros, a nuestra historia, a lo que construimos colectivamente.
¿Y de qué hay que hablar? ¿Qué hay que recordar? Aquello que sucedió en Mendoza en los '70. Es un hecho puntual, tan importante como esta obra; porque también dejó su marca en las posteriores generaciones de artistas locales. Es la existencia y creación del TNT (Taller Nuestro Teatro). Un espacio fundado por Carlos Owens y Maximino Moyano; que no solo alentó la producción teatral sino también el cine, las artes visuales y la literatura.
El 23 de setiembre de 1974, una bomba de la Triple A lo derrumbó. Muchos de nuestros artistas tuvieron que huír de Mendoza para salvar la vida. Pero, se sabe: el odio y la represión no pueden con el arte y la pasión. Es por eso que esa misma generación volvió y fue más: construyó un terreno escénico fértil en el que hoy los jóvenes juegan a ensayar sus poéticas innovadoras.
En el TNT sucedieron muchos milagros artísticos: el estreno nacional de "Las fosas nasales" de Ángela Ternavasio, "La mueca" de Tato Pavlovsky (Maximino fue un fiel cultor de su dramaturgia). Allí expusieron Quino, Le Parc, Alonso. Y fue allí también donde jugaron a escribir Lorenzo y Rodríguez (h). Es por eso que hoy "Los establos..." vuelve. Porque el pasado no se anula aunque lo deseemos, porque el pasado es el cimiento del presente hacia el futuro, y porque el fuego que bien ha prendido no se extingue jamás.
