La Justicia procesó por homicidio agravado a Waldo Servian Riquelme, el denominado "descuartizador de la amoladora" que hace dos semanas llegó extraditado de Paraguay y quedó preso acusado de haber asesinado y seccionado en 25 partes a su mujer en marzo en la villa 31 del barrio porteño de Retiro.
El procesamiento, dictado por el juez Hugo Decaria y a pedido del fiscal Andrés Madrea, revela nuevos detalles macabros del femicidio como que el cadáver de la víctima, Liliana González (37), fue seccionado en "25 fragmentos" y que algunos de ellos fueron cocinados en una olla o en el horno de la vivienda.
“Estamos ante el femicidio más traumático de los últimos 40 años, según los dichos de los forenses. El trabajo de 14 horas seguidas en la escena del crimen dio sus frutos, ya que el autor de este crimen brutal fue individualizado, detenido, extraditado y procesado en ocho meses”, dijo un Investigador.
Servian Riquelme (33) fue procesado por "homicidio agravado por el vínculo mediando violencia de género" y el juez además le trabó un embargo por 5.080.000 pesos.
Si bien se trata de un delito que prevé prisión perpetua, una de las condiciones impuestas por la Justicia paraguaya para aceptar la extradición fue que al imputado no se lo condene a esa pena, por lo que en un futuro juicio oral será un tema de debate.
En el procesamiento, el juez señaló que la relación entre Servian Riquelme y González, ambos paraguayos, estaba en “crisis” con “sospechas de infidelidades, decisión de separarse personalmente y desacuerdos de tipo patrimonial”.
El magistrado indicó que, en ese marco, el imputado "propició la ocasión para concretar su designio", sacó a sus hijos de la propiedad y entre la noche del 15 y la madrugada del 16 de marzo "apuñaló a su mujer en el cuello, lo que habría causado la muerte".
"Finalmente descuartizó el cadáver, le extirpó las orejas y sometió a cocción parte de los restos; extremo que permite advertir un odio particular", opinó Decaria, a cargo del Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional 39.
Al describir la escena del crimen, las casas 108 y 112 de la manzana 110 de la villa 31 bis, el juez señaló que la Policía encontró dentro de una olla que estaba sobre un anafe de la cocina los primeros restos humanos que habían sido sometidos a cocción.
También había más partes del cuerpo dentro del horno, y en la misma cocina se halló una cuchilla de mango negro y, dentro de un balde blanco, la amoladora y los discos de corte con los que seccionó el cadáver.
Otros restos humanos descuartizados fueron encontrados dentro de la bañera - entre ellos la cabeza rapada de la víctima-, y en las paredes de la ducha se hallaron salpicaduras de sangre.
En la planta baja de la casa, que estaba en construcción, se hallaron más partes del cadáver parcialmente cocidos, algunos diseminados en el suelo y otros en un balde cerca del cual había un perro, según el procesamiento.
"La autopsia estableció que como producto del desmembramiento se contabilizaron 25 fragmentos corporales individualizados (cabeza, tórax, abdomen, pelvis, miembros superiores e inferiores, columna vertebral)", señaló el fallo.
Para los forenses se trató de una “muerte violenta” cuya data “no era menor a 24 horas” y que la víctima presentaba lesiones cortantes del tipo “defensivas” en las manos y a nivel del cuello otras punzocortantes que pudieron haber ocasionado la muerte.
Servian Riquelme llegó extraditado de Paraguay, donde permaneció 50 días prófugo, el 31 de octubre y al día siguiente fue indagado. "Yo no la maté y sólo me entregué en Encarnación por mis hijos y mis padres", fue la única frase que el imputado le dijo al juez, tras lo cual se negó a declarar.
El femicidio de González fue descubierto el 17 de marzo cuando la Policía irrumpió a la casa de la manzana 110, de la calle 13 de la villa 31 bis de Retiro, donde convivía con su pareja.
Por la cantidad de restos, los investigadores pensaron que podía haber más de una víctima, pero luego los forenses determinaron que se trataba de un solo cadáver que pertenecía a González.
El caso fue esclarecido por detectives de la División Homicidios de la Policía de la Ciudad, el fiscal Madrea y el juez Diego Slupski -en su momento a cargo del juzgado-, quienes lograron reconstruir todos los movimientos del presunto femicida desde que cometió el crimen y huyó a Paraguay, donde estuvo 50 días fugitivo, hasta que se entregó el 6 de mayo en Encarnación.