Después de una semana de mucha tensión, con fuerte presión de personas por comprar dólares de cualquier forma y tratar de sacarlos del país, los que manejan mayores volúmenes, y una marcada incertidumbre acerca de la forma en que el próximo Gobierno hará frente a las obligaciones o la forma en que se va encarar la refinanciación de las deudas en pesos, en dólares, así como las obligaciones con el Fondo Monetario Internacional.
Y estos temas no son menores porque hay mucho miedo entre los ahorristas de que, ante la restricción financiera, el próximo gobierno aplique alguna medida que restrinja el acceso a los propios ahorros de los argentinos. Uno de esos miedos se centra en los depósitos en dólares que, como se sabe, tiene un encaje muy grande que se deposita en el Banco Central (BCRA). Esos ahorros forman parte de las reservas internacionales y, aunque son indisponibles, no descartan cualquier artilugio en base a urgencias para que sean confiscados.
El problema es que mientras estuvo la campaña, los contrincantes se mandaron todo tipo de mensajes entre ellos y al mercado y esto se transformó en un problema porque han minado la confianza de las personas y trajo a la mente de muchos ahorristas cosas desagradables del pasado, como corralito, plan Bonex y otras cosas.
El escenario del día 28
El lunes, ya con el resultado, el actual presidente deberá afrontar un escenario complejo. Si es reelecto podría dar señales concretas para tranquilizar a ahorristas y acreedores locales y extranjeros. Si se da la posibilidad de un balotaje, el escenario de incertidumbre se mantendrá hasta noviembre, más allá de que el candidato Alberto Fernández aseguró que se respetarían los depósitos en dólares, pero los ahorristas lo interpretaron como un endurecimiento del cepo cambiario o un desdoblamiento del tipo de cambio, lo que aceleraría la fuga vía bonos y acciones porque estos atajos siempre fracasaron.
Por estos días es notoria la forma en que la gente va sacando sus plazos fijos de los bancos, tanto en pesos como en dólares. Las operaciones de Leliq viene mostrando posiciones cada vez menores, a razón de $50.000 millones diarios que se vuelcan al mercado a comprar dólares o bonos para luego transferirlos al exterior o guardarlos en cajas de seguridad.
Si Fernández es el triunfador en primera vuelta, se podrían dar condiciones para que se hagan anuncios que tranquilicen y se facilite una transición ordenada hasta la entrega del poder el 10 de diciembre. También los anuncios de algún Pacto Social podrían tranquilizar los ánimos aunque deberán darse mayores precisiones, dado que hay empresas que ya están mandando listas con hasta el 30% de aumento, para cubrirse de algún eventual congelamiento de precios.
Pero uno de los problemas fundamentales a solucionar será el del costo de dinero y las expectativas de devaluación e inflación que se han instalado y para lo cual se requieren señales muy claras. Está claro que si el objetivo es reactivar el consumo y movilizar a los sectores productivos, la tasa de interés es hoy un obstáculo tanto para empresarios, exportadores y consumidores. En una transición esto implicará acuerdos muy claros entre el gobierno y el candidato triunfante para que el Banco Central cambie la estrategia respecto de las Leliq. Pero debe hacerse con mucho cuidado para no producir una excesiva oferta de dinero que termine acelerando la inflación mucho más.
El escenario internacional no ayuda
El problema más complejo para el nuevo presidente, cualquiera sea el ganador, será enfrentar un escenario internacional complejo, con una caída de los niveles de actividad económica en América Latina, menores precios de bienes exportables y reclamos sociales generalizados que complican los panoramas políticos y de comercio en la zona.
El mundo ya no crece como la hacía en la primera década del nuevo siglo, la guerra comercial entre China y Estados Unidos está perjudicando a todos. Los precios de las materias primas han bajado en forma notoria, perjudicando a sus productores, esencialmente países emergentes y beneficiado a los compradores, en general países industrializados. Ante estas caídas, los inversores salen de los mercados emergentes y se refugian en bonos soberanos de países desarrollados que ya hoy rinden tasas negativas. No obstante. Los inversores prefieren estas inversiones que son de menor riesgo.
Este es un escenario muy distinto al de 2003. Si bien puede haber una recuperación del comercio exterior para un mayor ingreso de divisas, se debe hacer sin cepo y con un fuerte control del gasto público, ya que en estas circunstancias sería aconsejable alcanzar lo más rápido posible un superávit fiscal de 3% del PBI porque, si se hace una renegociación de la deuda, no habrá crédito barato por varios años.
El día 28, mañana, será clave en base al resultado electoral. Ya el mercado viene anticipándose con las presiones sobre las divisas y la bolsa, pero hay que definir líneas de política económica y, si hay cambio de gobierno, asegurar desde el mismo día una transición ordenada como corresponde a una democracia madura. Roguemos que la sensatez gane el espíritu de nuestros políticos para que no se repitan los episodios que hemos vivido en países vecinos.