No hace tanto, un rumor recorría y tal vez emanaba del propio Gabinete: la versión alertaba que Francisco Cabrera iba a ser el próximo funcionario en dejar su cargo. El ministro de Producción decidió cortar camino.
-Mauricio, están diciendo que me voy, consultó a Macri.
Al Presidente no le gusta responder ese tipo de cuestiones, a veces incluso se altera. Quienes tuvieron la posibilidad de trabajar con él en la experiencia previa en la Ciudad, como Cabrera -que además es su amigo-, lo saben. Pero se ve que la versión circulaba fuerte en la Casa Rosada y el ministro no toleró la duda.
-Eso te pasa por leer los diarios, Pancho, le respondió el primer mandatario.
Varios meses después, súbitamente, el ministro se convirtió (aunque más no sea por un puñado de días) en la estrella del Gabinete. Delante de sus principales funcionarios, Macri lo felicitó por haber llamado "llorones" a los empresarios. Al Presidente le agrada, de tanto en tanto, que alguien se salga del libreto y diga lo que él mismo piensa y no puede decir.
Apenas terminó su entrevista con Marcelo Bonelli por radio Mitre, le mandó un mensaje a Cabrera a su celular.
A ese primer contacto siguieron otros. Claro, no tan festivos. Los integrantes de la Unión Industrial Argentina pusieron el grito en el cielo. No tardaron en salir a castigarlo en público, pero las críticas son aun más duras en privado. "Salvo Macri, este Gobierno no entiende cómo funciona la industria", dice por estas horas un importante directivo de la UIA. No es que estén en las antípodas de su política económica, pero advierten que una cosa es el largo plazo y otra el "mientras tanto", al decir de un importante empresario del sector alimenticio. El empresario asegura que en los dos años de administración macrista perdieron 68 mil empleos.
El malestar de Macri con uno de los sectores más efervescentes de lo que él llama el círculo rojo no es nuevo. Pero ciertamente ha ido en aumento. El Presidente les reclama varias cosas, aunque sus asesores dicen tener claro cuál es el corazón de su disgusto: no ve que los hombres de negocios estén dispuestos a abrirse a la libre competencia.
Al único que parecen respetar del todo como interlocutor es a Martín Etchegoyen, el actual secretario de Industria, a quien conocen de cuando compartía con ellos la UIA. Pero ocurre que, cuando estalló la batalla en los medios, Etchegoyen estaba de vacaciones.
En el Gobierno acostumbran decir que no es cuestión de quién habla con quién. “Las diferencias no pasan por los interlocutores. Lo que sucede es que a esta gente le conocemos todos los trucos. Especialmente Mauricio. A él no pueden engañarlo porque convivió con ellos toda su vida”, se decía el viernes en Olivos en una conversación entre dos ministros.
Por la cabeza del Presidente ronda la idea de fomentar un empresariado joven y moderno, que entienda que el mundo cambió y que seguirá cambiando.
Sus empresarios favoritos han ido cambiando desde que llegó al poder. Aunque conserva estima por viejos conocidos (Paolo Rocca, Luis Pagani y Marcelo Mindlin, por citar algunos) hoy su predilección pasa por Marcos Galperin, el fundador de Mercado Libre.