Por historia, las cuentas parecían claras: dos cupos de cualquier clasificación sudamericana eran una fija para Argentina y Brasil; el resto a pelear. Pero el camino a Rusia 2018 está igualando a casi todos con los dos gigantes, que tal como están las cosas lucharán palmo a palmo por su boleto. Con urgencias, ambos se verán las caras en noviembre, en un choque que aún paraliza al mundo del fútbol.
Los astros Messi, en duda, y Neymar, inseparables en Barcelona, podrán reencontrarse como líderes de sus equipos, en la última ocasión para ambas potencias de salvar un penoso 2015. El morbo se dispara y la adrenalina vuela: nada más placentero para argentinos y brasileños que un triunfo ante el rival histórico.
“Independientemente de los resultados de ellos en las primeras fechas, siempre es difícil. Brasil y Argentina es una eliminatoria aparte”, dijo el DT Dunga. Y como echarle pimienta al clásico, confió: “Lógico que están presionados. Cuando ganan es normal, cuando pierden se cae el mundo. Hay que saber convivir con esa presión”.
La nueva versión del clásico se jugará después de que los argentinos les cantaron a los brasileños en su propia casa por el humillante 7-1 ante Alemania en su Mundial y los entonces anfitriones se tomaran venganza días después con la caída albiceleste en la final. Las heridas están abiertas. Un derby de alcance mundial, ideal para ajustar el rumbo o caer definitivamente en la barranca.
El muerto se ríe del degollado
Ambos llegan al tope como pocas veces ocurrió en una Eliminatoria: hay que bajar bastante la vista para encontrar a Brasil en la tabla (tres puntos) y casi chocar la pera con el pecho para hallar a Argentina. De los dos, la albiceleste la tiene más complicada porque suma un punto de seis y ante Brasil no le queda otra que cantar victoria. Encima Martino no sabe si podrá contar con Messi, un insustituible que después del fracaso argentino en las dos primeras jornadas acalló las fuertes críticas de la prensa y los hinchas que le cargan la mochila por las frustraciones de las dos últimas décadas cambiaron de opinión sobre su juego con el Seleccionado. Tampoco es seguro que esté Agüero, goleador en el Manchester City. Demasiados padecimientos para un equipo que no marcó tanto alguno en el premundial, pese a que los escuderos de Messi también tienen un poder de fuego envidiable. Pero ni Di María y sus compañeros del PSG, Lavezzi y Pastore, ni el reclamado a gritos Tevez han mostrado que pueden disimular las ausencias de Messi y Agüero.
Tradicionalmente débil en defensa, si los artilleros no funcionan, Argentina está en serios problemas. El larguísimo camino a Rusia 2018 exacerba la ansiedad de los exigentes hinchas argentinos, ansiosos por revertir las repetidas veces que la albiceleste se quedó en el intento en los últimos 22 años, sin cosechar títulos. Es que en los últimos 12 meses, Argentina quedó en el segundo lugar del podio en el Mundial de Brasil 2014 y en la Copa América 2015, pero atesora medallas de plata al por mayor, con otros dos segundos puestos en la cita continental en Perú 2004 y Venezuela 2007. “Hay que tener entereza, valentía, que es lo que tienen estos futbolistas (argentinos) para salir de este tipo de rachas”, clamó Martino luego del partido ante Paraguay. Una forma de decir que de fútbol, poco y nada.
La seleçao tampoco dislumbra
Como un mago que esconde sus artes, Brasil hizo ilusionismo con la débil Venezuela, logrando un triunfo lógico y casi cantado pero disimulando falencias ante un equipo al que aún le calza a medida el traje de Cenicienta. Ese triunfo puede tapar por un rato las carencias más profundas de una selección que dejó en el olvido el histórico jogo bonito, la marca de origen del gigante sudamericano con la que logró cinco título mundiales. Neymar es el distinto, el habilidoso de un equipo que no canta y baila en la misma escola de samba.
Ni la Argentina de Messi ni Brasil de Neymar están seguros en un duro y extenso premundial sudamericano que se igualó para abajo y de forma dramática. Chile, el campeón de América que arrasa rivales, así como Uruguay, sin sus estrellas Suárez y Cavani, y Ecuador, lo están demostrando con sus puntajes ideales en dos jornadas.
