Enrico Caruso, Hipólito Irigoyen, Bartolomé Mitre, Jorge Luis Borges, Aníbal Troilo, entre otras grandes figuras, visitaron la emblemática confitería. Su clásico pan dulce que se puede conseguir todo el año, deleitó a más de 5 generaciones de argentinos. Bien entonces, en una próxima visita a la capital argentina, una parada en la tradicional confitería, vale el café.
La historia de Los dos chinos se remonta a 1862, cuando las esposas de los hermanos Carlos y Juan Gontaretti comenzaron a fabricar productos caseros, salados y dulces, que luego sus maridos salían a vender por las calles empedradas de Buenos Aires. El 11 de octubre de ese mismo año, abren su primer local en la esquina de Alsina (antes Potosí) y Chacabuco. Para decorar la entrada, compran 2 estatuas de un barco chino que estaba anclado en el puerto de la Ciudad de Buenos Aires. Así surge el original nombre de la confitería que estaba “en la Esquina de Los dos chinos”.La expansión no tarda en llegar y se abren nuevas sucursales en barrios emblemáticos, de confiterías de renombre y selecta clientela. Poco a poco, desde la humildad y la excelencia, Los dos chinos se hizo parte de este tradicional rito porteño, convirtiéndose en un referente de calidad y prestigio, sin perder el espíritu hogareño de sus inicios.
En la actualidad, después de 150 años, se presenta con una propuesta renovada pero manteniendo sus sabores tradicionales, calidez en la atención y calidad en sus productos. El pan dulce es la vedette azucarada, como las tortas y alfajores, y en lo salado, la tarta de alcaucil, pollo al ajillo, sandwiches, roastbeef a la criolla, ensaladas, entre otros deliciosos platos.
Dónde: Callao 1025 (Ciudad Autónoma de Buenos Aires). Horarios: lunes a sábados de 8 a 21, domingos y feriados de 10 a 20. Web: www.losdoschinos.com.ar