Después de ocho años de división en tres facciones, la histórica Confederación General del Trabajo (CGT) se encamina hacia su unificación en el congreso del 22 de agosto del que surgirá una única conducción.
La decisión se formalizó el viernes pasado, durante una reunión del máximo cuerpo de decisión, el Comité Confederal. Allí Hugo Moyano dirigió la última cita antes de ponerle punto final a su mandato, el 14 de julio próximo, con un récord de permanencia al frente de la central desde su creación en el primer gobierno peronista: 12 años, que se suman a los 29 que ya lleva al frente del sindicato de camioneros.
Una marca extraordinaria que, sin embargo, no se acerca de lejos al caso paradigmático de Ramón Baldassini. Ahora con licencia por pasar a ser parte del directorio del Correo Argentino, Baldassini, a sus 86 años de edad, acumula más de 53 (asumió en 1963, seis años después de la fundación del sindicato) como secretario general de la Foecyt (Federación de Obreros y Empleados de Correo y Telecomunicaciones).
Días más, días menos, Baldassini (el mismo que como testigo en el juicio a las Juntas militares dijo “no recordar nada” de sindicalistas desaparecidos durante la dictadura), pelea el título de permanencia con el del electricista naval Enrique Venturini: cuando murió en 2012, a los 85 años, tenía 53 años y tres meses en el cargo. No fue el único jefe sindical con dilatada permanencia que vio truncado su derrotero hacia el récord.
Oscar Lescano murió en 2013 cuando llevaba más de cuatro décadas al frente de Luz y Fuerza, mientras que la cárcel frustró las trayectorias del bancario Juan José Zanola y del ferroviario José Pedraza: los tres conducían sus sindicatos desde 1983.
En el ranking de permanencia en sus cargos de parte de sindicalistas hay otros muchos casos representativos. Luis Barrionuevo es el segundo con mayor duración: está desde 1979 al frente del sindicato de gastronómicos, además de haber dirigido la CGT Azul y Blanca en los últimos ocho años.
Detrás se ubica Omar Viviani, con 33 años a la cabeza de los taxistas porteños, y con igual cantidad de tiempo Amadeo Genta, mandamás de los municipales porteños que alterna en dupla con Patricio Datarmini.
También con más de tres décadas, talla en el tablero sindical el petrolero neuquino Guillermo Pereyra (32 años), al igual que Carlos West Ocampo (31 años) en el gremio de la sanidad: el “ministro de salud” sindical, como lo llaman sus colegas por haber estado siempre en el tema de “la caja” de las obras sociales y en la superintendencia que reparte los fondos para las mismas, tiene como sucesor a Héctor Daer, diputado massista, y al igual que Juan Carlos Schmid (sindicato de dragado), potencial titular de la CGT unificada.
Del mismo modo aparece José Luis Lingeri en Obras Sanitarias, mientras que Armando Cavalieri llegó a los 30, después de haber integrado el sector sindical dialoguista con la dictadura.
En la lista de “los sub 30” están, además de Moyano en camioneros: Andrés Rodríguez en el sindicato Upcn de empleados estatales; Gerardo Martínez en la construcción, y Julio Piumato en judiciales, con 26 años en funciones, mientras que con uno menos se ubica Gerónimo Venegas del sindicato de trabajadores rurales Uatre.
Estos récord están en consonancia con lo que sucede en el conjunto del sindicalismo argentino. Según un relevamiento que hizo el sitio Chequeado.com en 26 gremios que incluyeron a sindicatos de las cinco centrales (las tres CGT y las dos CTA), sus secretarios generales tienen un promedio de permanencia en el cargo que ronda los 20 años.
La razón parece estar en el modelo de sindicalismo de Estado creado durante el peronismo, con la institución de la personería gremial, que “crea un modelo sindical singular probablemente único”, al decir del politólogo Rosendo Fraga.